En la Super Bowl no sólo importa lo que pasa en el campo. De hecho, es de lo menos importante. Antes, durante y después del partido, millones de aficionados acuden a las tiendas a llenar sus neveras y a acondicionar sus casas para un evento que, si no ves, quedas en fuera de juego.
112 millones de personas estuvieron pegadas a sus televisores para ver la victoria de los Broncos sobre los Panthers en 2016, pero no se queda ahí la cosa. La gente compró en anteriores ediciones cerca de 1.300 millones de alitas de pollo, 3.600 toneladas de guacamoles, 14.500 toneladas de patatas fritas...
La comida y la bebida, vitales
Definitivamente, la comida juega un papel importante, pero la bebida tampoco puede faltar. Hasta 1.200 millones de litros de cerveza se venden, algo que hará que una persona pueda llegar a ingerir unas 2.500 calorías en lo que dura el encuentro.
Los artistas que tocan en el concierto del descanso también se llevan su pellizco: además de lo que les dé la organización, la venta de sus discos aumenta el doble, el triple o incluso, en el caso de Missy Elliot, hasta 10 veces que antes que tocar. Lady Gaga podría ser la siguiente en recibir ese empujón después de cantar en el NRG Stadium de Houston.
Una entrada poco asequible
En el tema de las entradas, en datos proporcionados por StubHub, la entrada media para ver la Super Bowl cuesta la friolera de 3.974 euros, situándose la más barata en 1.390 euros y la más cara en 14.312.
Por compararlo con otros eventos, la entrada media de la final de la Champions League que se disputó en Milán en 2016 costaba 2.299 euros, siendo de 1.388 euros la entrada más barata y de 6.611 la más cara, un 73% más barata que las de la Super Bowl.
Las cifras en televisión
Los anuncios de la televisión también son un tema de interés para las marcas. Un anuncio de 30 segundos durante el partido cuesta 5 millones de dólares, algo con lo que las televisiones llegan a ingresar cerca de 400 millones de dólares. Este año, la encargada de retransmitir el evento será FOX.
Antes del partido, se estima que se comprarán cerca de 9 millones de televisiones nuevas y casi dos millones de personas pedirán el día siguiente al partido libre en el trabajo por enfermedad. Esto es lo que mueve un evento planetario, un evento que tiene a todos pegados al televisor por unas horas y que mueve una ingente cantidad de dinero.