Lewis Hamilton va a tener pesadillas con las dos últimas vueltas del GP de Azerbaiyán. El piloto de Mercedes, que peleó durante un complicado fin de semana para el equipo, se quedó a cero cuando ya saboreaba tanto la victoria como el liderato de un Mundial que tiene a la misma distancia que tras Mónaco... pero con una carrera menos.
Y es que el inglés se olvidó de calculadoras y demás historias en Bakú cuando tenía que haber tirado de números... porque 18 siempre es más que cero. Pero no, no lo hizo. Tras el accidente de Max Verstappen, y con todo a su favor, cometió un tremendo error impropio de un piloto de su nivel, de su categoría y de su veteranía.
Era segundo, tras Sergio Pérez. Por más que lo intentó en carrera no pudo pasarle, y pensó que la relanzada, con protocolo de semáforo, podía ser un buen lugar. Se puso por delante, pero terminó en la escapatoria.
Eso, con todos los coches juntos, no es buena cosa. Acabó ahí porque se pasó de frenada en la primera curva. Entró pasadísimo, pisó tarde el pedal y el bloqueo de ruedas fue legendario. Lo tenía todo a su favor, pero pecó de agresividad.
Curiosamente comentó a su equipo que había que tener calma en esta parte de la carrera, pero no se pudo aplicar su propio consejo. El carácter competitivo de Lewis le costó una victoria y, sobre todo, puntos. Muchos puntos.
Porque, como se dijo anteriormente, 18, que habrían sido 19 por la vuelta rápida, son más que cero, y viendo cómo está el título cualquier unidad sumada puede ser clave.
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