El Calderón se apaga. Falta poco para que acabe la primera fase del derribo. El que un día lució en todo su esplendor ahora es un amasijo de hierro y cemento.
Las gradas que tantos goles han celebrado ya no están. Lo que antes era una foto inolvidable ahora es una imagen que se clava en el corazón.
A orillas del Manzanares, sigue el derribo interior del que fue el alma de los rojiblancos. Dentro de poco serán las fachadas las que caigan. Poco queda ya por dentro de un estadio que en las noches grandes lucía sus mejores galas.
La casa del Atlético de Madrid, el Vicente Calderón, dice adiós piedra a piedra, pero su recuerdo será eterno.