España roza una clasificación histórica, trabajada y merecida, pero Inglaterra, que sufrió sometida al fútbol español, remontó a base de corazón y dejo a la selección a escasos cinco minutos de meterse en semifinales con un 2 a 1.
Una jugada mágica de Athenea del Castillo, culminada por Esther González, dio esperanzas a España de silenciar Brighton, pero un tanto a la desesperada de Ella Toone y un golazo de Georgia Stanway en la prórroga rompió el sueño español, certificando la tercera eliminación europea seguida de España en cuartos de final.
El equipo impoluto, que no había encajado ni un solo gol en el torneo, sintió el miedo de la eliminación ante una España con coraje y confianza en su estilo, pero rugió a tiempo para meterse en semifinales, donde espera a Suecia o Bélgica.
España tenía la intención clara de conseguir y domar la pelota y lo logró. Después de diez minutos de tanteo, de imprecisiones por los nervios, España se hizo con el mando del partido y puso en apuros a Inglaterra. No por el peligro de las ocasiones, que fue inexistente, sino por la incomodidad a la que sometieron a las inglesas, acostumbradas a dominar y a ser superiores en cada encuentro del torneo. Por primera vez desde que comenzó la Euro, Inglaterra no tenía un plan.
La presión española, alta y bien coordinada, desarmó a la de Sarina Wiegman, incapaces de sacar la pelota desde atrás y acogotadas en una franja de pocos metros. El problema es que España, como adolece desde que esto empezó, no tiene gol. En un carrusel de saques de esquina, faltas laterales y pelotas paseándose por la frontal, lo único que sacó España fue un disparo blando de Mariona a las manos de Earps.
A las inglesas les habían robado el balón, pero no lo necesitaban para crear peligro. En una falta, prácticamente su único acercamiento de los primeros 45 minutos, Ellen White cazó la pelota dentro del área y la estrelló en la red. La linier no tardó en subir el banderín, para tranquilidad de la parroquia española, que aún tuvo que aguantar una revisión del VAR, confirmando el fuera de juego, para darle más tensión.
España hizo lo más difícil: liquidar el mordisco que pretendía dar Inglaterra, el arranque de emoción que le regalaba un estadio lleno a su favor. Cuanto más aguantaba el 0-0 en el marcador, más probable era que se terminara imponiendo el fútbol de España a los arrebatos ingleses. Porque solo era cuestión de que una jugada hiciera click. Y ese impulso llegó con un caño de Athenea en el lateral del área que cambió el encuentro. Dejó sentada a la defensa inglesa, se metió en el área y tuvo la frialdad para que Esther estuviera sola. Le puso el pase atrás y la delantera se giró y, ante la llegada de defensa y portera, cruzó la pelota. Fue el primer gol que encajó Inglaterra en el torneo, el cuarto en la era de Sarina Wiegman.
Un shock para toda la selección y para Brighton y un espaldarazo para el fútbol de España, que tuvo que sufrir. Porque Inglaterra se volcó, echó el resto para tratar de no firmar un fracaso histórico. Favoritas terminada la fase de grupos y con una final en Wembley, Inglaterra estaba al borde de caer. Llegaron los nervios, los intentos a la desesperada y las precipitaciones. Se movía cómoda en ese escenario Athenea, que hizo un roto a la banda de Rachel Daly, a la que retrató varias veces. Pero España no remató.
Y el empuje inglés, con sus jugadas aisladas, pagó. Balón al área, lo ganó Alessia Russo y lo remachó Ella Toone. España reclamó así un codazo que no vio ni la colegiada ni el VAR.
Con el partido a la prórroga, España, que había sido mejor todo el partido, perdió el norte. Inglaterra solo necesitaba llegar. Un golazo de Stanway desde fuera del área confirmó el batacazo español, que se quedó a apenas cinco minutos de meterse en semifinales. Inglaterra, la favorita, superó el peor obstáculo y aspiran aún a su primer título europeo; España se puede ir con la cabeza alta.
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