Con un fútbol directo e intenso, contra un estilo previsible y gris, el Getafe ganó 2-0 con justicia al Betis, que se bajó de la nube tras lograr esta semana una victoria histórica y de prestigio en San Siro frente al Milan.

Con la euforia de esa exhibición en la Liga Europa todavía presente, el Betis llegó al Coliseum con la intención de alargar su derroche de buen juego en un estadio de postín. Sin embargo, enfrente se encontró a un equipo mucho más incómodo que el Milan.

En el Coliseum chocaron dos estilos diferentes. El de sobar la pelota y acaparar la posesión de Quique Setién, contra el fútbol muy intenso en defensa y más eléctrico en ataque de los hombres de José Bordalás. Al Betis no le vino nada bien la táctica del cuadro azulón, que abortó cualquier intento del conjunto verdiblanco de conseguir acercarse a la portería de David Soria.

Por lo menos durante los primeros 45 minutos, en los que solo William Carvalho y Antonio Barragán inquietaron a la portería del Getafe con dos disparos sin peligro. A veces, controlar la pelota no es sinónimo de éxito y el Betis lo comprobó frente al Getafe, que sin tanto dominio del balón inquietó mucho más a su rival.

Mientras el argentino Giovani Lo Celso no encontró su nivel de San Siro, el serbio Nemanja Maksimovic y el uruguayo Mauro Arambarri ahogaron el centro del campo del Betis, incapaz de crear nada original aparte de pases estériles. Simplemente, con un poco de intensidad en la presión, el Getafe logró acumular un par de oportunidades clarísimas.

La primera, muy pronto, con un mano a mano que desperdició Ángel Rodríguez tras un error defensivo en un pase de Barragán. Y, la segunda, con una triple ocasión en la que primero probó suerte Maksimovic, que chocó con Joel Robles; después, el rechace lo recogió Dimitri Foulquier, que disparó contra un defensa; y, para finalizar, Jorge Molina volvió a disparar a bocajarro, pero apareció Marc Bartra para salvar al Betis.

La defensa del conjunto verdiblanco, muy acertada en los primeros 45 minutos con Bartra a un gran nivel, salvó al equipo de Setién, que se fue con un inmerecido empate al vestuario. Y, después, en la reanudación, todo siguió igual sobre el césped del Coliseum: el Getafe siguió rondando el gol y no había noticias del Betis.

Entonces, lo que se olía desde el minuto uno, ocurrió. Llegaron los goles del Getafe, que no marcaba en el Coliseum desde el mes de agosto, cuando Jorge Molina batió al Eibar. Fue el mismo jugador quien se encargó de acabar con esa mala racha con un remate perfecto de volea tras un pase milimétrico de Ángel Rodríguez.

La conexión entre ambos delanteros sigue funcionando y sigue dando puntos al Getafe, que casi al instante volvió a marcar, en el minuto 62. De nuevo triunfó Dimitri Foulquier, como en Vallecas hace una semana. El lateral francés, reconvertido en extremo por la baja obligada de Francisco Portillo, se pegó una buena carrera y, desde la frontal del área batió a Joel Robles con un zurdazo que rozó en un jugador del Betis.

Si en toda su carrera Foulquier había marcado sólo un gol en Primera División, en sólo una semana, sumó dos. Así de caprichoso es el fútbol, que hizo justicia con el Getafe, que aguantó sin problemas el marcador en la última media hora y fue mucho mejor que el Betis en un partido en el que el cuadro andaluz parecía tener la cabeza en Milán.