Las expectativas eran altas y los espectadores, venidos de muchos kilómetros a la redonda al único concierto en España de esta gira, han entrado con el pulso acelerado ante la perspectiva de encontrarse cara a cara con los dioses del rock.

Mick Jagger no ha defraudado y ha tirado con fuerza de una banda que es un icono, historia viva, y no necesita presentar temas nuevos ni innovar, sólo demostrar que el rock sigue corriendo por sus venas, y de eso no hay duda.

De hecho no han traído ni un tema nuevo, tan solo un par de versiones de maestros de blues incluidos en su último disco 'Blue & Lonesome'.

El resto ha sido una sucesión de grandes éxitos, con temazos del calibre de 'It's Only Rock'n'Roll (But I Like It)', 'Under My Thumb', 'Paint It Black', 'Honky Tonk Women', "Miss You', 'Start Me Up', 'Brown Sugar' y 'Jumpin'Jack Flash'.

La primera canción ha sido la satánica 'Sympathy for the Devil', con el espectacular escenario al rojo vivo y más de uno pensando que quizás sea cierto el supuesto pacto con el diablo de Mick Jagger, que a sus 74 años sigue moviendo eléctricamente las caderas.

Mick Jagger ha hablado mucho, más en catalán y en castellano que en inglés. "Han pasado diez años desde la última vez que estuvimos aquí, parece mentira", ha dicho y, por si no había quedado claro que sabe perfectamente donde está en cada concierto y no vive las giras como si fuera el día de la marmota, ha hablado de la comida típica catalana, concretamente de la butifarra y el trinxat.