A Antonio López siempre le llamó la atención los lugares comunes y en ellos se fijó cuando se embarcó en la pintura. "Empecé pintando calles, no las históricas, sino los lugares comunes. Eran los que me emocionaban porque eran los míos", confiesa a las cámaras el artista. Ahora, un libro encuadernado a mano recoge estos retratos de lugares. El producto de la editorial Artika le ha sorprendido a él mismo. "Da más sensación de acabado aquí que en el cuadro", asegura.

La obra de este genio está recogida en 2.998 ejemplares que se venden en ARCO 2023 por 6.000 euros. En ella se encuentran dos de sus pasiones: el verano en Madrid y la arquitectura, a la que ve como arte del ser humano para vivir dentro de él. Esa pasión y paciencia se retrata en cada uno de sus trabajos, ya sea la hora de restaurar su propia escultura o al retratar la capital bajo un sol abrasador.

El cuadro de la Gran Vía es uno de los más famosos del artista. En él introdujo un elemento clave en su carrera: eliminar todo lo que se movía. Lo empezó a pintar a las seis de la mañana. Su vista de Vallecas, también famosa, le llevó 10 años. "Yo no puedo inventar yo tengo un punto de partida objetivo, que haya vivido o visto", explica él mismo.