El consentimiento está en pleno debate público. El beso que Jennifer Hermoso nunca pidió a Luis Rubiales ha dado la vuelta al mundo y ha vuelto a poner el foco en las violencias sexuales contra la mujer. En plena ebullición de protestas feministas en las calles denunciando lo ocurrido, llega a Madrid la obra de teatro que ya sacudió a miles de espectadores en Australia, Inglaterra y Estados Unidos: 'Prima Facie'.

Un monólogo de una hora y treinta y cinco minutos escrito por Suzie Miller, premiado con el Premio Laurence Olivier 2023 a la mejor obra nueva. En la adaptación de Juan Carlos Fisher, la actriz Vicky Luengo se deja su propia piel en el escenario para que sintamos, en nuestras propias carnes, cómo se vivencia una agresión sexual.

'Prima Facie' se estrenó el pasado 31 de agosto en los Teatros del Canal y ya tiene todas las entradas agotadas. Sobre las tablas una única actriz interpretando a una abogada. La luz se va apagando mientras Tesa comenta sus victorias en los juzgados. Cuenta cómo procede como un ave rapaz a la presa. Es muy común que interrogue a víctimas de violencia sexual. Y es muy común que las víctimas, presas del shock al revivir lo ocurrido, tengan alguna laguna e imprecisión. Y ahí es donde los abogados litigantes como ella se abalanzan.

En el patio de butacas de los Teatros del Canal se van escuchando pequeños temblores, a veces de los decibelios de una música muy alta que hace desmelenarse a la abogada. Conforme la obra avanza se van revelando diferentes capas de la matrioska que encarna Vicky Luengo. Las capas superiores dibujan a esa mujer de ley, segura de sí misma, defensora sin escrúpulos de agresores sexuales. Pero conforme el texto avanza vamos entrando en su intimidad. Conocemos su origen humilde, su familia, su casa de puertas para adentro. Y entra en escena su compañero de trabajo, el hombre con el que va articulando una relación sexo afectiva.

Y llega la catarsis tras una noche de vinos, helado y vómitos. Ese día que Tesa no sintió fuerzas para levantarse de esa cama sobre la que sucedió el delito. Y aquí la dramaturgia alcanza su culmen en esa atmósfera kafkiana, tras el terremoto que sigue agitándonos en las butacas. Es entonces cuando nos ponemos en su piel, somos testigos de todo lo que le ocurre a la víctima y asistimos a cómo la abogada defensora de violadores proyecta a lo que va a tener que someterse, ahora como víctima de una agresión sexual.

"La ley de agresión sexual gira sobre el eje equivocado"

"Yo creo que una de las cosas que aporta la obra es la posibilidad de que el espectador vea en primera persona lo que le pasa a un cuerpo cuando es víctima de una agresión sexual", cuenta Vicky Luengo. Y eso es precisamente lo que logra la obra, que accedamos a donde no solemos llegar como por ejemplo ver cómo se hacen los interrogatorios o cómo procesa la víctima la agresión. La obra culmina con una dramaturgia que como un velo, va cubriendo los 365 grados en panorámica de un asunto de plena actualidad. Desovilla también esos mimbres machistas que hacen que el sistema no siempre proteja a las víctimas de agresiones sexuales:

"La ley de agresión sexual gira sobre el eje equivocado, porque la experiencia de una mujer en una agresión sexual no encaja en el sistema de verdad definido por los hombres y, por lo tanto, no puede ser verdad y no puede haber justicia porque la ley ha sido moldeada por generaciones y generaciones de hombres", apunta la actriz.

Vicky Luengo se reconoce afortunada por haber podido trabajar un tema "tan delicado" junto al director Juan Carlos Fischer. Nos cuenta que han cuidado cada detalle de este monólogo que el director adaptó, y que con él no pretenden aleccionar al espectador, sino que vaya sacando sus propias conclusiones.

Ese espectador que ha acudido a zarandearse en su asiento como víctima de un cataclismo también en Australia, Estados Unidos o Inglaterra donde el público del West End destacaba que salían de la función impactados, y como si acabasen de recibir "una clase magistral" de feminismo.

Gracias por poner palabras a las que una vez nos quedamos mudas

Una espectadora de 70 años, a Vicky Luengo

A España llega en un momento de plena actualidad. Después de ese beso que Jenni Hermoso nunca pidió a Luis Rubiales, el máximo responsable de la Federación española de fútbol, que se retrató llegando incluso a responsabilizar a la jugadora de la escena, lo que desató manifestaciones por todo el país.

Pero es un problema global. Según ONU mujeres una de cada tres mujeres ha sufrido, sufre o sufrirá violencia a lo largo de su vida. Algunas de ellas han acudido a ver Prima Facie. Cuenta Vicky Luengo que tras la actuación en Avilés una señora de unos 70 años se acercó a ella y le dijo, emocionada: "Gracias por poner palabras a las que una vez nos quedamos mudas".

Y este es el verdadero tsunami que azuza a los Teatros del Canal y a toda la sociedad, que ya se acabó, que miles de mujeres están gritando basta, "con el consentimiento en el centro" recuerda la actriz. Porque "algo tiene que cambiar".