'Civil War' es una de esas películas que parece tan posible que se hagan realidad, que asustan. Su director, Alex Garland, nos hace plantearnos cómo hemos llegado hasta aquí, cómo hemos permitido el desprecio a la democracia y el papel que ha jugado la prensa en todo esto. Precisamente son un grupo de periodistas los que recorren un país en el que no hace tanto, destapar un escándalo como el Watergate podía acabar con la carrera de un presidente. Hoy sería impensable.

"Incluido el Primer Ministro de mi país, Boris Johnson, probado por la prensa que es un mentiroso sin consecuencias", cuenta Garland.

Aunque Boris Johnson acabó dimitiendo, no parece que a Donald Trump le vaya a pasar factura, pero no podemos echar toda la culpa a Trump. Hay que pensar en cuál ha sido el papel de 'los buenos' en todo esto.

"Una de las razones por las que los grupos extremistas han cogido fuerza", argumenta el director, "es porque la oposición ha alimentado ese fuego", un fuego que ahora resulta difícil de apagar.

Preguntado por la posibilidad de una guerra civil en EE. UU. Garland se muestra optimista, no cree que vaya a suceder en breve, pero sí alerta sobre "el aumento de un lenguaje y unas maneras peligrosas para la democracia" debido a que en la política estadounidense "podemos encontrar fascistas".

Y mientras aumenta el fascismo en Europa, España es uno de los países en los que todavía no ha cogido tanta fuerza. "España parece tranquila", dice Garland, "puede fijarse en sus vecinos, ver cómo el extremismo ha crecido en ellos y alejarse", sentencia. Lo que ocurrirá mañana hoy no lo sabemos.