Hasta ahora, las vacunas contra el coronavirus de Pfizer, Moderna, Janssen y AstraZeneca han sido las armas para luchar contra la pandemia. Gracias a ellas, el sistema sanitario no ha colapsado de nuevo, porque previenen la enfermedad grave y las muertes.
Las próximas en llegar serán las de Novavax y Sanofi. Vacunas que, como la española de la empresa Hipra, están basadas en proteínas, al igual que vacunas como la de la Hepatitis B y la del virus del papiloma humano. Concretamente, estas tres vacunas se basan en la proteína S, la que utiliza el virus para inundar las células.
No obstante, actualmente hay más de un centenar de proyectos de vacuna frente al coronavirus que irán más lejos. En este sentido, la investigadora del CSIC Margarita del Val avanza que aquellas que cuenten con más proteínas permitirán "lograr una inmunidad celular más potente, además de la de anticuerpos que induce la proteína S" y "una protección más potente frente a la infección".
Algunas de ellas lograrán tal protección que conseguirán cortar la transmisión del virus, como la vacuna española que desarrollan los científicos Luis Enjuanes e Isabel sola, una vacuna esterilizante. "Se llaman así porque proporcionan una inmunidad tan potente, sobre todo en la puerta de entrada del virus al organismo -que en el caso del coronavirus son las mucosas- que evitan que este entre y se pueda multiplicar en la persona vacunada", explica Margarita del Val.
La citada vacuna intranasal no estará lista hasta al menos finales de 2022, pero no es la única de este tipo en la que se está trabajando, puesto AstraZeneca y Oxford también tienen proyectos para conseguir estos sueros que harán que las personas vacunadas no solo no enfermen, sino que tampoco se infecten ni transmitan el virus.
Hasta amenazas de muerte
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