Para este trabajo, los investigadores reclutaron a unas 100 familias con mascotas que acudieron a su laboratorio universitario con sus perros. Y para sacar a la luz el estrés de los niños, de 7 a 12 años, tenían que hablar en público y completar un ejercicio aritmético con la mente, lo que puede generar una situación estresante que disparase los niveles de la hormona del estrés cortisol.

Los niños fueron asignados al azar para experimentar esta situación estresante junto a su padre y con o sin su perro, y los resultados muestran que tener un perro de compañía presente cuando un niño está sufriendo una experiencia estresante disminuye su nivel de estrés.

"Los niños que tenían su perro con ellos dijeron sentirse menos estresados en comparación con los que sólo tenían a su padre o ningún tipo de apoyo social", ha explicado Darlene Kertes, una de las autoras del estudio.

Para constatar su percepción, los investigadores también recogieron muestras de saliva antes y después de la situación para verificar los niveles de cortisol de los niños, un marcador biológico de la respuesta al estrés del organismo.