Los fragmentos del asteroide Bennu traídos desde el espacio contienen agua y carbono. Un descubrimiento que, según la NASA, apunta a la presencia de los "componentes básicos de la vida en la Tierra" en esta roca espacial de 4,5 mil millones de años de antigüedad. Así lo ha anunciado la agencia espacial este miércoles, cuando ha mostrado por primera vez al mundo la muestra del asteroide recogida por la sonda OSIRIS-REx, que la depositó en nuestro planeta el pasado mes de septiembre.

El material -una parte del cual puede verse en la imagen que ilustra estas líneas, fotografiado en el exterior del recolector de la sonda- es la mayor muestra de un asteroide rica en carbono traída jamás a la Tierra y, según la NASA, ayudará a los científicos a investigar los orígenes de la vida en nuestro propio planeta. El administrador de la agencia, Bill Nelson, ha afirmado que además "mejorará nuestro entendimiento de los asteroides que pudieran amenazar la Tierra" y nos permitirá vislumbrar "qué hay más allá".

Aunque los científicos tienen que seguir investigando la naturaleza exacta de los compuestos hallados en la muestra, el hallazgo inicial de carbono y agua es, según la NASA, un buen punto de partida para futuros análisis de los fragmentos del asteroide, que podrían ofrecer respuestas sobre cómo se formó nuestro sistema solar, cómo pudieron llegar a la Tierra los materiales que permitieron que surgiera la vida y qué precauciones deberíamos tomar para evitar choques de asteroides contra nuestro planeta.

Aunque el objetivo inicial de la NASA era traer a la Tierra 60 gramos de fragmentos del asteroide Bennu, cuando la muestra llegó a la Tierra, los científicos se encontraron con material extra que recubría el exterior del recolector, en tal cantidad que incluso retrasó el minucioso proceso de recoger la muestra principal.

Posteriormente, los científicos llevaron a cabo análisis preliminares del material y encontraron evidencia de abundante carbono y agua en la muestra. El investigador principal de OSIRIS-REx, Dante Lauretta, sostiene que al indagar en los "antiguos secretos preservados en el polvo y las rocas del asteroide Bennu, estamos abriendo una cápsula del tiempo que nos ofrece conocimientos profundos sobre los orígenes de nuestro sistema solar".

La abundancia de material rico en carbono y de minerales arcillosos con contenido de agua, según el científico, es solo "la punta del iceberg": estos descubrimientos, apunta, nos impulsan en el camino para entender el "potencial para el comienzo de la vida". Ahora, el equipo de la misión continuará estudiando y analizando las muestras durante dos años, y la NASA preservará al menos el 70% del material para que científicos de todo el mundo puedan investigarlo.