Los resultados obtenidos por diversos grupos de científicos que llevan cinco meses trabajando intensamente en el COVID-19 han arrinconado a tres fármacos que se usaron al principio de la pandemia. Uno de ellos la hidroxicloroquina, un medicamento que tanto el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como el de Brasil, Jair Bolsonaro, han hecho popular por su insistencia en tomarlo.
Ese mediamento ha pasado de ser uno de los medicamentos con más uso para combatir al coronavirus, a aparecer registrada como medicamento sospechoso en 250 de los 327 casos de posibles reacciones adversas en pacientes con el virus. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios informa en su página web sobre estos casos de reacciones adversas en pacientes con COVID que han sido tratados con éste y otros fármacos, según las notificaciones de los sanitarios y los pacientes.
Tal y como señala Maria Queralt Gorgas, una de las doctoras encargadas de estas investigaciones y jefa del Servicio de Farmacia del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, la hidroxicloroquina no ha demostrado su beneficio en los enfermos de COVID-19 e incluso en ciertos tipos de personas puede producir efectos adversos cardíacos graves.
De ser el primer medicamento contra el COVID-19 a no usarse apenas"
"Ha pasado de ser casi el primer medicamento contra el COVID-19 a no usarse apenas", explica la farmacéutica. En su hospital también se han dejado de usar para pacientes con la enfermedad los antivirales lopinavir/ritonavir.
El Tocilizumab ya no se usa en primera línea
Otro fármaco que ya no se usa como primera línea para medicar a los pacientes es el Tocilizumab (TCZ). La doctora Gorgas precisa que se utiliza en pacientes en los que la enfermedad se alarga más allá de los siete días.
Se trata de un agente inmunosupresor, autorizado para el tratamiento de la artritis reumatoide y el síndrome de liberación de citoquinas asociado al tratamiento con CART (para ciertos tipos de cáncer).
Remdesivir, el medicamento clave
El fármaco Remdesivir es el que a día de hoy más se utiliza, en función de los pacientes. Se trata de un medicamento que se desarrolló inicialmente como tratamiento para la enfermedad del virus del ébola el año 2014, pero presenta también actividad "in vitro" frente a éste y otros virus, entre ellos el virus sincitial respiratorio, el virus Junín, el virus de la fiebre de Lassa y, posiblemente, el coronavirus que causa la MERS (síndrome respiratorio de Oriente Medio).
Se trata de un antiviral que actúa inhibiendo la replicación de las células infectadas y por tanto evitando que el virus se multiplique. Además, presenta mejores resultados que el tratamiento con lopinavir/ritonavir más interferón y reduce el tiempo de evolución de la COVID-19, según datos de la Agencia del Medicamento española.