El cáncer de ovario es una enfermedad "silenciosa" porque los síntomas se manifiestan cuando ya ha avanzado, además no hay técnicas de cribado más allá de la revisión ginecológica en la que se pueda detectar algún tipo de quiste o masa en el ovario que se tenga que revisar porque "resulte sospechoso".

El problema, subraya el oncólogo médico de la MD Anderson Cancer Center Madrid Raúl Márquez, es que la cavidad abdominal es muy amplia y cuando la enfermedad empieza a dar signos es porque ya ha crecido y "probablemente" se ha diseminado por el abdomen.

El mejor escenario es detectarla en una revisión ginecológica a través de una ecografía transvaginal, que muestre un nódulo o "tumor feo" antes de que de los síntomas aparezcan y poder coger así la enfermedad a tiempo, indica Márquez con motivo del Día Mundial del Cáncer de Ovario.

Lo más efectivo para hacer frente a esta patología es la cirugía. Las pacientes "inevitablemente" tienen que pasar por el quirófano.

"La tasa de supervivencia depende mucho de la cirugía que se haga al principio, si la paciente es sometida a una cirugía adecuada donde se quite toda la enfermedad visible, sus expectativas de vida son significativamente superiores a las que les queda enfermedad de forma residual tras la primera intervención", asegura Márquez.

Lo más importante, continua, es operar bien porque la cirugía es "la piedra roseta" del cáncer de ovario. Este experto apunta que hay unas gráficas dependiendo del estadio del enfermedad que reflejan la supervivencia de la paciente: cuanto más avanzada menos posibilidades tiene de sobrevivir.

"Afortunadamente, las mejoras de la cirugía y del tratamiento médico han permitido aumentar la supervivencia de las pacientes en los últimos años", apostilla el presidente de GEICO.

A pesar de que el cáncer de ovario es menos común que otros como el de mama, es una "enfermedad devastadora" que necesita muchos recursos para la investigación y para mejorar la vida de las pacientes, reivindica González.