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¿Qué coche me pillo? Guía fácil para no liarla al comprar
Aquí va una guía rápida, con ejemplos claros, para no meter la pata y acabar con un coche que no te pega ni con cola.

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Hay más opciones que tapas en el Tubo de Zaragoza, y claro, uno se lía. ¿Me pillo un SUV, un eléctrico, un diésel de toda la vida, un familiar… o un coche con etiqueta que no tenga más luces que el árbol de Navidad del Corte Inglés? Tranquilo. Aquí va una guía rápida, con ejemplos claros, para no meter la pata y acabar con un coche que no te pega ni con cola.
Primero, piensa en cuánto vas a usar el coche y para qué. No hace falta que te pongas filosófico, pero sí que te preguntes si lo vas a usar solo en ciudad para trayectos cortos, o si sueles hacer viajes largos por carretera. Si lo tuyo son desplazamientos urbanos y poco más, no necesitas un coche grande ni potente. Por ejemplo, un Toyota Yaris híbrido o un Kia Picanto gasolina te darán maniobrabilidad y bajo consumo, y además aparcarás sin sudar.
Ahora, si tus kilómetros van más por autopista o haces escapadas largas los fines de semana, entonces te conviene algo cómodo y con buen maletero, como un Skoda Octavia TDI, que gasta poco y va fino en carretera. Si mezclas ciudad y carretera por igual, un Seat León gasolina o mild hybrid te dará un equilibrio razonable para ambos mundos, sin que te quedes corto ni pagues de más.
Espacio y estilo según tus necesidades
Otro punto clave es cuántas personas viajan contigo y qué cargas sueles llevar. No es lo mismo ir solo a currar que con niños, perro y las compras del mes. Si necesitas espacio para toda la familia, entonces un SUV o monovolumen es tu aliado. Por ejemplo, un Dacia Jogger si buscas algo barato o un Peugeot 5008 si quieres más equipamiento y espacio.
Estos coches tienen plazas de sobra y buen maletero para que no falte de nada. Por el contrario, si vas solo o en pareja y te gusta un toque más deportivo o estiloso, opciones como el Mazda MX-5 o el Mini Cooper te darán un plus de diversión y personalidad.
Y si lo que buscas es algo práctico para trabajar, donde caben herramientas o material, mejor una furgoneta tipo Citroën Berlingo o Renault Kangoo combi, que son auténticos todoterreno en espacio.
Combustible y tipo de motor para tu día a día
Luego está la eterna duda: ¿gasolina, diésel, híbrido, enchufable o eléctrico? Si haces pocos kilómetros al año, la gasolina sigue siendo una apuesta segura y económica. Un Hyundai i30 con motor 1.0 turbo es ejemplo de motor moderno, eficiente y sencillo.
Si, en cambio, haces muchos kilómetros, el diésel puede ser rentable, pero ojo con las restricciones de circulación según la ciudad donde vivas. Un Ford Focus diésel sigue siendo una buena compra racional.
Para moverte sobre todo en ciudad, el híbrido autorrecargable es ideal porque combina etiqueta ECO sin tener que enchufar nada, y el Toyota Corolla Hybrid es el referente. Los híbridos enchufables solo tienen sentido si puedes cargar el coche a diario; si no, acabarás gastando más que con un gasolina convencional. Por último, los eléctricos puros son geniales si tu día a día es urbano y tienes facilidades para cargarlo, como un Renault 5 E-Tech o MG4 que ofrecen buena autonomía y precio competitivo.

Automático o manual: qué elegir según tu rutina
Sobre el cambio, si te mueves mucho en ciudad y el tráfico te mata, el automático es la mejor opción para evitar el estrés de estar jugando con el embrague. Modelos como el Toyota Yaris o Hyundai i20 automáticos funcionan de maravilla.
Pero si te gusta conducir y disfrutar del tacto del cambio, el manual sigue vivo y coleando, los coches como el Mazda3 o el Ford Focus todavía ofrecen una experiencia muy directa y divertida.
Presupuesto y sentido común para no pasarte ni quedarte corto
Claro, todo esto lo decide tu presupuesto. No puedes querer un SUV premium por poco dinero, ni pretender que un coche muy barato esté impecable sin revisar bien. Mira lo que hay en tu rango de precio y sé realista.
Por ejemplo, si tienes 12.000 euros, mejor un compacto seminuevo tipo Renault Megane o Kia Ceed que un BMW con 250.000 kilómetros. Y por favor, no te fíes del clásico “está perfecto, de verdad” del vendedor. Pide que te lo revisen, mira las ruedas, fugas, suspensión y pide el historial. O lleva a alguien que sepa.
Compra con cabeza para que el coche te acompañe, no te agobie
En resumen, cómprate el coche que necesitas y que encaje con tu estilo de vida, no el que simplemente queda bonito en las fotos o impresiona en el parking. Si te pillas algo que no va con tu día a día, acabarás harto y con la mosca detrás de la oreja.
Un coche es para hacerte la vida más fácil, no más complicada.
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