PERMISO DE CONDUCIR
Se puede pagar mucho más en exámenes que en multas, y más si se suspende 128 veces
La cantidad de intentos récord de un aspirante a conductor. Un coste en lo psicológico, pero también en la billetera.

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Multas de 200 euros por no respetar las señales STOP, multas de 100 a 200 euros por obstaculizar la visibilidad mediante dispositivos digitales cuando vamos al volante, multas que parten de los 80 euros y pueden llegar a 200 si no llevas la pegatina de la ITV en tu coche… y contando. De seguro abundan conductores que acumulan infracciones y, por lo tanto, una considerable suma a cancelar, pero permitámonos ser ingenuos y generosos para generalizar sobre la totalidad de los usuarios.
Imaginemos que recibimos una multa y hasta ahí, ya que hemos aprendido la lección. Como mucho, supongamos que engordamos la deuda con una cantidad que se cuenta con los dedos de una sola mano. Pues, ni siquiera en ese hipotético escenario deberíamos pagar el dinero que nuestro amigo australiano perdió a lo largo del tiempo en concepto de examen teórico para obtener el carnet.
Antes que nada, y que se entienda que no pretendemos justificar el caso –pues, en definitiva no deja de ser una excepción que, como tal, adquiere la notoriedad que se merece–, es interesante es punto de vista que reconocen las autoescuelas sobre lo que considero una regla universal que ocurre en diversos órdenes de la vida: se puede llegar preparado al 100 % para rendir determinado examen, pero cuando los nervios afloran y el tiempo es un enemigo, todo puede ocurrir.

Una marca difícil de igualar
Aclarado esto, insisto con que el caso de esta entrega se ha ido de las manos y habría que consultar al Guinness World Records si no lo registra ya en su libro. Sucede que en Australia, donde el teórico consiste en 50 preguntas y una segunda parte en la que se debe responder ante situaciones que se muestran en vídeos, un aspirante llegó a desaprobar hasta 128 veces.
Las consecuencias son dolorosas y considero a las asociadas a lo psicológico en primera instancia. En otras palabras, una experiencia que ni al peor enemigo se le debería desear. Ahora bien, la trascendencia del caso se resume en lo económico: dado que en aquel país el coste del teórico cuesta el equivalente a 26 euros, el aspirante en cuestión superó los 3.300 euros. Lo duplicas, le pones algunas monedas más y te acercas a lo que cuesta, por ejemplo, un Citroën Ami nuevo. Lo cuadruplicas y obtienes ni más ni menos que el más vendido, el Dacia Sandero.
A modo de contexto, el porcentaje de aprobados por año en los exámenes teóricos australianos araña el 45 %, lo que nos indica que no es pan comido en absoluto. Se han registrado, de hecho, casos en los que un mismo aspirante llegó a 75 fracasos. Sin embargo, la de 128 es una marca récord difícil de igualar o superar. En lo que a la DGT respecta, mejor que te pongas al día con el catálogo de señales renovado si no quieres ser noticia.
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