HAY ALGO MÁS ALLÁ
¿Y si el problema no es la batería?
Muchos ven en el componente principal del sistema eléctrico la carencia más importante de los EV, pero hay que mirar en profundidad a otros aspectos.

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Es de sobra sabido que al coche eléctrico le falta mucho camino por recorrer para darnos la experiencia que merecemos los conductores. En esa búsqueda de "culpables", con frecuencia se suele citar a la batería y a su insuficiente autonomía en muchos casos. Lo cierto es que se han hecho estudios que han demostrado que hay materiales como el sodio capaces de optimizar su rendimiento, dotándolas de mayor ligereza y más autonomía. Sin embargo, las carencias de los EV van mucho más allá de un solo componente y en las próximas líneas vamos a abordarlas (algunas ya lo fueron pero para que os acordéis).
Unas estaciones que no acaban de despegar
Es obvio que cada vez tenemos más puntos de carga a nuestra disposición, como debe ser en una hoja de ruta tan marcada por la Agenda 2030 que tratan de seguir al pie de la letra nuestros políticos aquí y en Europa. Pero como podréis recordar, los objetivos que en su día marcó nuestro Ejecutivo para su instalación y puesta en marcha distan mucho de la realidad. Es más, cerca del 23 % de los que están puestos no dan servicio: bien porque unos gamberros los averiaron o porque los trámites burocráticos van a la velocidad que sabemos. Lo hemos dicho muchas veces, pero parece que esto no se va a resolver pronto.
No hablemos ya de la potencia que aportan, y es que los puntos de carga rápida o ultrarrápida son los menos numerosos con diferencia pero, al mismo tiempo, los más necesarios para que los conductores no inviertan más tiempo del necesario en recargar su coche.
En Europa no hemos sabido abaratar los costes de producción
Uno de los grandes debes que tenemos en el Viejo Continente es que los fabricantes y las marcas no han sido capaces de dar con la tecla a la hora de producir coches eléctricos con unos costes de producción reducidos, todo lo contrario que en China principalmente. Desde esta realidad se puede explicar lo que algunos llaman la "invasión silenciosa" de las marcas chinas en la automoción europea. Mención especial merece lo que hizo hace poco Jim Farley, CEO y presidente de Ford, cuando desmontó unos modelos de BYD para enseñar lo que hacen diferente en el país asiático y que es visible en un coche.
Entre esas cosas está el reemplazo de los tradicionales soportes metálicos del salpicadero por adhesivos industriales, más económicos y que tienen su sentido en los coches eléctricos dado que evitan que haya vibraciones intensas como pasa en los motores de combustión. Asimismo, Farley incluyó a los procesos industriales como otra faceta a mejorar: "necesitamos plantas más pequeñas, menos mano de obra y reducir la complejidad". Así que ahí está un reto mayúsculo que en Europa tendremos que abordar a fin de impulsar la movilidad eléctrica.
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