MÓVILES COMO NAVEGADORES
Si usas el móvil como GPS, hay varias situaciones en las que te puedes llevar multa, tanto por el soporte como por acciones comunes
El soporte es una herramienta permitida y establecida desde hace años, pero no vale usarlo de cualquier manera. Así deberías usar el móvil como GPS si tienes que usarlo sí o sí.

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Dos apreciaciones introductorias fundamentales sobre el avance de la tecnología y la digitalización en los automóviles. La primera tiene que ver con cómo las pantallas y los dispositivos han tomado por asalto el puesto de mandos. Por supuesto, ninguna novedad, pero no está de más señalar tal naturalización como disparador hacia la segunda: la resignificación de los teléfonos móviles a bordo, producto de la propia evolución de estos últimos.
Mientras en la era previa a la llegada del táctil no había manera de que estuviera permitido el uso de los móviles al volante, el escenario cambió con la inclusión de la navegación como herramienta en nuestros dispositivos personales. En otras palabras, el GPS ha convertido a nuestros smartphones en un recurso válido y legal. Ahora bien, no todo vale cuando le damos dicha funcionalidad, por lo cual te recomiendo que no hagas lo siguiente si quieres evitar una infracción.
Sobre todo cuando vas solo, el soporte se vuelve la única opción al momento de usar nuestro móvil como asistente y guía –no, no significa que puedas manipularlo mientras conduces aunque lo lleves en el soporte–, pero es importante saber dónde colocarlo. Al igual que la pantalla central del coche, no está mal si se ubica a una altura suficiente como para que nuestra mirada al frente no se vea perjudicada, pero esto no quiere decir que se pueda instalar en cualquier área.

Los móviles como asistentes: Qué hacer y qué no hacer
Si no quieres recibir la multa de la DGT, la clave está en no obstaculizar. Debido a que el artículo 19 del Reglamento General de Circulación obliga a mantener despejada la visibilidad, lo último que deberías hacer es ubicar el soporte del dispositivo en el centro del parabrisas. De manera tal que los espacios recomendados se limitan a las rejillas de ventilación y calefacción, la consola central –siempre y cuando no se superponga a los interruptores y funciones de dicha zona– y el sector inferior del salpicadero.
Nada de llevar el soporte al volante, tampoco al espejo retrovisor, un mal hábito en los conductores. Y en cualquier caso, aunque esté correctamente instalado en un soporte que no nos quite visibilidad, todo debe estar debidamente configurado antes de emprender el viaje. De ser necesario, hay que salir de la vía y detenernos en el lugar pertinente para realizar los ajustes. Esto implica que incluso parados en un semáforo no es posible interactuar con el móvil aunque esté en un soporte correcto. Y esto es relevante, porque es muy común aprovechar estas paradas para moverse por la pantalla para buscar el siguiente giro o interactuar con el móvil como GPS. Si bien puede parecer entendible, no tendremos excusa si nos ve un agente y nos multa.
De más está decir que, aunque la ley contempla dos niveles de reducción de puntos según el caso, el riesgo de distracción con posterior accidente estará presente sea manipulando nuestro teléfono en mano o desde el soporte. Por algo es causante de la multa más cara. Si no cumples con lo indicado, te sometes a una infracción que puede ir desde 100 euros si se detecta una mínima obstaculización hasta 200 euros con pérdidas de puntos en la licencia si lo manipulamos durante la conducción.
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