TAMPOCO ES LA SUSPENSIÓN
Ni el motor ni la batería. Lo que esconde el Polestar 4 bajo la tapicería contradice su ADN deportivo (y tu espalda lo celebrará)
El Polestar 4 viene con una de las características más únicas que se hayan visto en los coches de gama alta. ¿Quieres conocerla?

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Cuando uno se plantea adquirir un vehículo con el pedigrí de competición que arrastra Polestar, lo lógico sería esperar una suspensión firme y una dirección comunicativa, pero el Polestar 4 ha decidido romper con los esquemas tradicionales integrando una tecnología de bienestar que parece sacada de un centro de alto rendimiento físico o de una sauna sueca. No estamos ante un simple añadido de marketing para engrosar la lista de equipamiento, sino frente a una sofisticada implementación de ingeniería que transforma el habitáculo en un espacio de recuperación activa, y que prueba que la deportividad eléctrica moderna debe entenderse como una experiencia holística donde el conductor es tan importante como la máquina.
El corazón de este sistema reside en su tecnología, que lejos de recurrir a los anticuados motores vibratorios que simplemente sacuden el asiento, en el Polestar 4 apuesta por un sistema neumático de cojinetes inflables (air bladders) que trabajan en silencio absoluto. Esta red de bolsas de aire que están estratégicamente distribuidas por el respaldo y el cojín, se infla y desinfla siguiendo secuencias complejas gestionadas por válvulas de control electrónico que le permiten ejecutar movimientos precisos de amasamiento y ondas que nada tienen que envidiar a las manos de un terapeuta experto.
La gestión de esta tecnología se realiza de forma totalmente digital a través de la pantalla central, donde puedes navegar entre cuatro modos que son, ola, espalda alta, lumbar y masaje por puntos (yo probé la ola y el masaje por puntos y los recomiendo) y ajustar la intensidad en tres niveles diferentes según la necesidad del momento. Que Polestar haya conseguido integrar todo este hardware neumático sin poner en peligro la estética deportiva y delgada de los asientos es algo fascinante. Es una funcionalidad compleja que pasa desapercibida hasta que decides activarla para aliviar la tensión de un viaje largo.

La paradoja sueca que pasa de los circuitos de carreras al bienestar absoluto
Resulta sumamente curioso analizar cómo una marca que nació en los boxes de los circuitos, oliendo a gasolina y goma quemada bajo el nombre de Flash Engineering, ha terminado liderando la vanguardia del confort ergonómico en el sector de los coches eléctricos de lujo. Mientras que el Polestar 3 mantenía un enfoque algo más purista en sus versiones iniciales, la inclusión de este sistema de masaje en el Polestar 4 y su expansión en el futuro Polestar 5 marca un cambio de rumbo estratégico fundamental donde el rendimiento progresivo ya no se mide solo en segundos frente al cronómetro, sino en la calidad de conducción.
Al final, el cliente premium busca una diferenciación tecnológica que vaya más allá de las pantallas gigantes o la aceleración absurda en línea recta, y al ofrecer un sistema de masaje tan competente en un vehículo con silueta coupé y prestaciones de deportivo, la marca sueca consigue posicionarse en un nicho único que combina la emoción de la conducción dinámica con el cuidado personal mientras se aleja de la austeridad que a veces caracteriza a otros competidores eléctricos que parecen haber olvidado que dentro del coche viajan personas.
También refuerza la identidad de Polestar dentro del gran conglomerado al que pertenece al aprovechar la herencia histórica de Volvo en seguridad y ergonomía para aplicarla en un contexto mucho más emocional y aspiracional. No es una contradicción, sino una evolución natural, porque si el coche es capaz de recorrer cientos de kilómetros sin parar gracias a su gran batería, es imperativo que el cuerpo del conductor pueda aguantar el mismo ritmo sin sufrir las consecuencias del sedentarismo forzoso.

Ciencia aplicada a tu espalda
Más allá del placer hedonista que supone recibir un masaje mientras conduces, la implementación de este sistema neumático tiene un respaldo científico sólido relacionado con la salud cardiovascular y muscular. Hay varios estudios biomecánicos que confirman que la estimulación mediante presión neumática reduce significativamente la actividad electromiográfica en zonas críticas como los trapecios y las lumbares. En palabras más simples: facilita la circulación sanguínea y evita la acumulación de toxinas que provocan la fatiga prematura al volante, lo que se traduce directamente en una conducción más segura.
Eso sí, tiene un precio, ya que el masaje no viene de serie, sino que forma parte del exclusivo paquete Nappa (que a su vez te exige equipar el Pack Plus). Es una configuración que incluye también la ventilación de los asientos y el uso de cuero ético certificado por Bridge of Weir.
La combinación del masaje neumático con el sistema de audio Harman Kardon integrado en los reposacabezas crea una burbuja de aislamiento sensorial que justifica la inversión para el usuario más exigente, y es la prueba definitiva de que el verdadero lujo en la era eléctrica no está sólo llegar rápido a tu destino, sino en llegar con el cuerpo descansado y la mente despejada gracias a un coche que se preocupa por tu espalda tanto como por la aerodinámica.
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