LA JOYA SUECA QUE ROMPE ESQUEMAS
Lujo al estilo nórdico y motor eléctrico; salte del camino marcado
Cuando te sientas al volante de un Polestar 3 entiendes por qué los nórdicos dominan el diseño.

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Cuando te sientas al volante de un Polestar 3 entiendes por qué los nórdicos dominan el diseño. Este SUV eléctrico, con su elegancia sueca y sus líneas limpias, es básicamente un Volvo premium con actitud deportiva. Si nunca has oído hablar de Polestar, apúntate esto: es la versión eléctrica y más aventurera nacida del ADN de Volvo.
Va enraizado al asfalto como pocos coches en su segmento con sus casi 5 metros de largo pero solo 1,61 de alto. El alerón integrado en el capó no es postureo; mejora su aerodinámica, crucial para la autonomía. Y con sus 20 centímetros de altura libre, puedes salirte del asfalto sin miedo a los bajos.
Dentro, el espacio es generoso y los materiales son premium por donde mires. Todo transmite calidad y minimalismo escandinavo, desde la pantalla central de 14,5 pulgadas hasta el enorme techo panorámico que inunda de luz el habitáculo.
Si te preocupa lo verde, aquí tienes cero emisiones directas sin renunciar a nada: 517 CV que te empujan contra el asiento, frenazos contundentes con los frenos Brembo de 400 mm, y un silencio solo roto, si quieres, por el equipazo de sonido Bowers & Wilkins.
Tecnología brillante... con algún pero

La pantalla central es el cerebro operativo del Polestar 3. Es adaptable y tiene Google integrado, pero seamos sinceros: meterlo todo ahí puede ser un rollo. ¿Regular volante, retrovisores o luces de emergencia? Todo a través de menús en pantalla.
Este minimalismo obstinado choca con la practicidad que esperarías de una marca hermana de Volvo. Los elevalunas son otro ejemplo: el conductor solo tiene dos botones y un conmutador para elegir entre ventanas traseras o delanteras.
Una vez configurado todo, el sistema funciona de maravilla, con actualizaciones inalámbricas y perfecta integración con tu móvil. La instrumentación digital es compacta, pero muestra lo esencial sin abrumarte.
Si añades el paquete Plus (6.000 €), tendrás asientos con ventilación y masaje que convierten cada viaje en puro placer. La calidad de los acabados y la atención al detalle son sobresalientes, superando incluso a los ya excelentes Volvo.
Músculo eléctrico y autonomía de la buena
El Polestar 3 Performance Pack esconde 517 CV y 910 Nm de par que catapultan este SUV de 2,6 toneladas de 0 a 100 km/h en 4,7 segundos. Exagerado, seguramente, pero menuda sonrisa te deja cuando adelantas en carretera secundaria.
Sobre autonomía, Polestar habla de 561 km según WLTP. Según algunas pruebas publicadas por los medios especializados más importantes, el consumo ronda los 24 kWh/100 km, traducido a unos 425 km reales sin miramientos. En conducción relajada, los 500 km son perfectamente alcanzables.
La batería de 111 kWh se recarga a 250 kW en puntos rápidos, pasando del 10% al 80% en media hora. En casa, con un cargador de 11 kW, lo dejas por la noche y listo para la mañana.
Y aunque pesa lo suyo, la suspensión neumática ZF hace magia, y la tracción integral con diferencial trasero mecánico te permite salir de las curvas a fondo sin dramas. Incluso en puertos de montaña, el Polestar 3 se mueve con sorprendente agilidad.
Para quién es y para quién no

Si estás harto de ver los mismos SUV premium alemanes en cada esquina y valoras el diseño nórdico, la sostenibilidad y prestaciones de nivel, el Polestar 3 es tu coche. A partir de 88.900€ en su versión 2025, no es barato, pero ofrece exclusividad y personalidad.
Para familias numerosas, ojo: solo tiene cinco plazas. Eso sí, todas son cómodas y el maletero de 484 litros (más 32 litros bajo el capó) es más que suficiente para el día a día y escapadas.
No es para todos los bolsillos ni gustos. Su diseño, aunque elegante, puede resultar demasiado sobrio para quienes buscan llamar la atención, y su interfaz tan digital puede frustrar a los más tradicionales.
Lo que sí te garantiza este sueco es exclusividad. Mientras las calles se llenan de Tesla y SUV alemanes, el Polestar 3 sigue siendo una rareza que hace girar cabezas, no por estridencia sino por elegancia. Como ese mueble de diseño nórdico que destaca en un salón sin necesidad de gritar.
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