ELÉCTRICO CON CARÁCTER

Es la mezcla más rara del mundo: el coche que te devuelve las ganas de conducir es de Opel, es un SUV y es eléctrico

Opel nos trae el Mokka GSE, un eléctrico con carácter deportivo y una estética muy atractiva. Te lo contamos todo.

Es la mezcla más rara del mundo: el coche que te devuelve las ganas de conducir es de Opel, es un SUV y es eléctrico

Es la mezcla más rara del mundo: el coche que te devuelve las ganas de conducir es de Opel, es un SUV y es eléctricoOpel

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El Opel Mokka GSE llega para recordarnos que un eléctrico también puede tener carácter, no el carácter de gimnasio lleno de cifras huecas, sino el que se nota en las manos, en la dirección y en el movimiento del coche cuando estiras la frenada más de la cuenta. Stellantis ha decidido que el Mokka deje de ser ese SUV correcto que cumplía sin molestar y ha apostado por convertirlo en un juguete serio, con una intención deportiva clara y sin pedir perdón por ello.

El resultado es un SUV compacto que rompe con la narrativa del eléctrico aburrido, porque aquí no se trata de eco-sensaciones ni de silencio contemplativo, sino de un tacto más cercano a un GTi de los que levantaban pasiones que a un crossover urbanita. El truco está en que no se queda en un simple “pack estético” para animar el catálogo: hay trabajo, hay técnica, hay un guiño a los petrolheads que ya creíamos que las marcas habían olvidado.

Donde demasiados fabricantes llenan titulares con cifras de autonomía para disimular su falta de emoción, el Mokka GSE entra como un soplo de aire fresco, demostrando que el coche eléctrico (si se quiere) todavía puede ser divertido, rápido y con un punto macarra.

Opel Mokka GSE
Opel Mokka GSE | Opel

Diseño: agresivo sin caer en el disfraz

A nivel visual, Opel no ha tirado de maquillaje barato. La carrocería bicolor, el spoiler específico y las llantas de 20 pulgadas no están ahí para la foto del dossier, sino para subrayar un cambio de actitud. El Mokka GSE deja de parecer un SUV de concesionario y adopta un porte más ancho y más firme, como si hubiese pasado de compañero aplicado a ese colega que, de repente, aparece más seguro de sí mismo.

La parte delantera, con el Vizor reinterpretado, encaja mucho mejor con la filosofía deportiva. No grita, no estorba, no recarga. Más bien se afirma, y eso se agradece. Tiene presencia, y es una presencia que le sienta bien al tamaño compacto del coche.

La guinda está en los vinilos opcionales en negro. Aquí Opel ha entendido el equilibrio: permiten que el coche parezca un juguete sin convertirlo en una caricatura. Queda deportivo sin convertirse en el coche de un influencer de chándal fosforito.

Opel Mokka GSE
Opel Mokka GSE | Opel

Interior: un SUV pequeño que piensa como deportivo

La transformación continúa por dentro, donde los baquets marcan el tono nada más abrir la puerta. Son asientos pensados para sujetar, no para embellecer catálogos, y eso cambia por completo el gesto del conductor. La ergonomía está estudiada para implicarte, no para anestesiarte, y el pedalier metálico, lejos de ser un guiño infantil, remata un puesto de conducción que quiere que conduzcas, no que te dejes llevar.

Opel mantiene la funcionalidad básica del Mokka convencional: buena visibilidad, mandos claros y un espacio razonable para su tamaño. Pero ahora hay tensión, hay intención. No te sientes en un SUV eléctrico genérico, sino en algo más cercano a un compacto deportivo, y eso en este segmento es casi una rareza.

Los detalles en contraste, el volante de cuero vegano con tacto agradable y la posición algo más baja que la media de los SUV refuerzan esa sensación de coche pensado para gente que disfruta moviendo el volante. Nadie diría que estamos ante un primo eléctrico de los utilitarios del grupo. Aquí han querido crear ambiente, y lo han conseguido.

Opel Mokka GSE
Opel Mokka GSE | Opel

Motor y técnica: esto no es un eléctrico “rápido por números”

El corazón del Mokka GSE es un motor eléctrico de 280 CV, una cifra que por sí sola puede parecer común en 2025, pero que aquí se combina con un enfoque puramente mecánico que lo separa del resto: el diferencial Torsen delantero. No es un juguete electrónico, no es un control de tracción vitaminado. Es un diferencial mecánico de los de toda la vida, de los que definen el carácter del eje delantero.

Los modos de conducción (230 CV en Normal, 190 en Eco, 281 en Sport) están bien calibrados y no funcionan como un simple menú de videojuego. En carretera se notan. Hay diferencias reales en respuesta, retención y empuje, lo que permite hacer del Mokka GSE un coche razonable el lunes y un pequeño demonio el sábado, sin teatralidad.

Sobre el papel, los números cumplen: 0 a 100 en 5,9 s, 200 km/h de punta y 336 km de autonomía homologada. Pero donde el coche sorprende de verdad es en cómo entrega la potencia, más directa, más firme y menos filtrada que en la mayoría de eléctricos del mismo precio. Se nota que aquí han buscado sensaciones, no cifras para banners.

Comportamiento: por fin un eléctrico con acento de GTi

La rebaja de 10 mm en la suspensión, combinada con muelles y amortiguadores más firmes, transforma el Mokka en un coche que entra en curva con una seriedad que no esperas en un SUV compacto. No balancea como un barco ni se esconde tras la electrónica. Pisa. Se agarra. Tira del diferencial, y te mete dentro de la acción.

Los frenos firmados por Alcon, con pinzas de cuatro pistones, ponen la guinda dinámica. El tacto del pedal es sólido, fácil de modular, y no aparece ese “vacío” que a menudo sufren los eléctricos deportivos después de unas pocas frenadas fuertes. Aquí hay freno para rato, algo imprescindible cuando un coche quiere ser divertido durante más de dos curvas seguidas.

Y lo mejor es que todo este trabajo no estropea la conducción diaria. No es un coche rígido hasta la molestia, ni un juguete insoportable en ciudad. Tiene ese equilibrio que tenían los buenos GTi: civilizado cuando quieres, serio cuando lo buscas. Una dualidad casi extinta en los eléctricos actuales.

Opel Mokka GSE
Opel Mokka GSE | Opel

El eléctrico que Opel necesitaba y el que el mercado no se esperaba

El Opel Mokka GSE es uno de esos coches que no parecen gran cosa hasta que te pones a conducirlos, y entonces entiendes que lo que ofrece no es un envoltorio deportivo, sino deportividad real. Tiene técnica, tiene actitud y tiene un enfoque que rompe con la tendencia beige del coche eléctrico moderno.

Por 41.100 euros, es una de las propuestas más emocionantes del segmento, no por potencia, sino por filosofía: es un SUV compacto eléctrico que trata a su conductor como un adulto que disfruta conduciendo, no como un pasajero más de un dispositivo silencioso con ruedas.

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