FÓRMULA 1

El terremoto de Aston Martin: Newey manda a lo Ross Brawn para la última oportunidad de Fernando Alonso de volver a ganar

El año que viene será un cambio radical en la F1. Nuevo reglamento. Y un nuevo Aston Martin, con un Adrien Newey al que se le ha puesto cara de Ross Brawn para ayudar a Fernando Alonso en su último baile.

Adrian Newey en la sesión de clasificación del último GP de Mónaco

Adrian Newey en la sesión de clasificación del último GP de MónacoGetty Images

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Aston Martin acaba de ejecutar la mayor reconfiguración interna de su historia reciente en Fórmula 1. No hablamos de un cambio de cargos: hablamos de un seísmo. Un giro que coloca a Adrian Newey —el diseñador más influyente de las últimas tres décadas— al mando directo del equipo en pista, mientras Andy Cowell pasa a un puesto estratégico alejado del garaje. La versión oficial habla de reorganización y eficiencia; la real, de urgencia, poder y necesidad de una visión única para 2026.

El contexto no admite sutilezas: la temporada 2025 ha sido demasiado pobre para seguir confiando en un sistema de toma de decisiones fragmentado. Y con Alonso encarando su última gran oportunidad, Stroll ha decidido que el proyecto solo podrá crecer si lo lidera un único cerebro, no un comité.

Newey toma el control operativo: más trazo, menos freno

El nuevo rol de Newey lo devuelve a su ecosistema natural: la autoridad plena sobre la dirección técnica y la evolución del monoplaza. Toma control directo del AMR26, acorta la cadena de aprobación, elimina capas intermedias y convierte la pizarra del diseñador en la guía práctica del equipo. Se acabó lo de las colaboraciones para lanzar hipercoches en unidades limitadas, su foco estará al 100% en la pista.

Cowell, mientras tanto, se concentra en el terreno industrial: motor Honda, integraciones técnicas, alianzas estratégicas y planificación a largo plazo. Es un rol crucial, pero ya no es el epicentro donde se ganan carreras.

Este reparto de poder tiene sentido… si funciona la química interna. Y ese es un “si” enorme.

Aston Martin ya tiene a su otra estrella de la Fórmula 1, Adrian Newey
Aston Martin ya tiene a su otra estrella de la Fórmula 1, Adrian Newey | Aston Martin F1

2025 no perdona: por qué este terremoto era inevitable

La campaña 2025 ha sido una mezcla de regresión técnica y pérdida de confianza. Ritmo inconsistente, ausencia total de podios y un desarrollo que se ha quedado en tierra de nadie. Aston Martin ha invertido como un equipo grande, pero ha rendido como uno mediano.

Con 2026 llegando como un borrón reglamentario que reinicia la parrilla, Stroll no podía esperar más. O se concentraba el liderazgo o se seguía diluyendo la responsabilidad.

El paralelismo con Ross Brawn: por qué esta jugada recuerda a 2009

El movimiento de Stroll, en el fondo, se parece mucho al que vivió Honda —luego Brawn GP— cuando Ross Brawn asumió control casi absoluto del proyecto que acabó conquistando el Mundial 2009.

Hay tres paralelismos claros:

  • Un líder técnico con poder real, no simbólico, capaz de diseñar el concepto del coche sin oposición interna.
  • Una estructura hundida en resultados, necesitada de un cambio radical más que de un ajuste progresivo.
  • Un reglamento nuevo que abría una ventana de oportunidad para quien interpretara mejor el libro de reglas.

En 2009, el BGP001 nació de la libertad técnica de Brawn. Fue su coche, su concepto, su apuesta. Y el resto es historia.

Ahora bien, también existen diferencias profundas que hacen aún más delicada la apuesta de Aston Martin: Newey llega a un ecosistema que él no ha construido. Brawn era dueño absoluto del proyecto. Newey aterriza en una estructura donde deberá navegar egos, jerarquías y tensiones previas.

La complejidad híbrida de 2026 es mucho mayor que la de 2009, donde la aerodinámica fue casi el único diferenciador.

Alonso no es Button en 2009: su ventana de tiempo es mínima y la exigencia es radical. Necesita resultados inmediatos.

La pregunta es clara: ¿puede Newey replicar el efecto Brawn en un equipo que no es suyo y con un reglamento más difícil?

No es imposible… pero es mucho más complicado.

Adrian Newey
Adrian Newey | EP

¿Puede esto dar a Alonso un coche de Mundial?

El fichaje de Newey y su ascenso operativo es un mensaje directo a Alonso: el proyecto 2026 no se construirá por consenso, sino por visión. Y la visión será la del diseñador más exitoso de la historia.

Aston Martin combina ahora:

  • inversión casi ilimitada,
  • socio motorista de fábrica (Honda),
  • un piloto de élite aún extraordinariamente competitivo,
  • y una estructura técnica reconfigurada alrededor de un único cerebro.

Pero nada garantiza que la transición sea fluida. Newey tendrá que imponerse, convencer y sostener un ritmo de desarrollo voraz mientras Cowell mantiene el vínculo operativo con Honda y evita que las relaciones internas vuelvan a fracturarse.

Si la convivencia entre ambos fluye, 2026 puede ser el equivalente moderno de 2009: un proyecto nacido de una reorganización de emergencia que acaba en triunfo inesperado.

Si no, quedará como otro caso de “lo que pudo ser”, de los que abundan en la historia de la F1.

El AMR26 decidirá el relato

La apuesta es monumental. Stroll lo ha arriesgado todo —dinero, reputación y credibilidad— para entregar el mando a Newey. Alonso, por su parte, ha puesto su última gran oportunidad en manos de este giro interno. Honda quiere demostrar que sigue siendo capaz de liderar una era híbrida. Y el paddock observa con la mezcla habitual de fascinación y escepticismo.

Si el AMR26 nace bien, esto será recordado como un momento Ross Brawn: el instante en el que un equipo en crisis encontró claridad.

Si nace mal, será otro capítulo más en la larga lista de revoluciones que no cambiaron nada.

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