RENOVACIÓN DE LAS ETIQUETAS
Así cambiarían las etiquetas medioambientales con la recién aprobada Ley de Movilidad Sostenible
La nueva Ley de Movilidad Sostenible cambiará las etiquetas medioambientales de la DGT: dejarán de basarse solo en el tipo de motor y se vincularán a las emisiones reales de CO2 para reflejar mejor la huella de cada coche.

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La Ley de Movilidad Sostenible ya es una realidad. Y con ella llega un cambio que puede afectarte directamente, aunque no lo sepas todavía: el Gobierno tendrá que revisar el sistema de etiquetas medioambientales de la DGT.
Sí, esas pegatinas que determinan si puedes entrar o no en el centro de tu ciudad, y que han dividido el parque automovilístico en coches “buenos” y “malos” para el medioambiente.
El motivo del cambio es tan simple como contundente: las etiquetas actuales no reflejan realmente cuánto CO2 emite tu coche. Y eso, en un contexto donde Europa avanza hacia la neutralidad climática, ya no cuela.

Las etiquetas DGT cambiarán: del tipo de motor al CO2
Hasta ahora, las etiquetas medioambientales se basan en criterios puramente técnicos: qué tipo de combustible usas, qué normativa Euro cumple tu coche y si tiene o no asistencia eléctrica.
En otras palabras: la DGT clasificaba por tecnología, no por emisiones reales.
El resultado es el que ya conocemos: un SUV híbrido enchufable de más de dos toneladas con 400 CV puede lucir una etiqueta “ECO”, mientras que un coche pequeño, gasolina y muy eficiente apenas obtiene la “C”. Y eso no tiene mucho sentido.
Con la nueva ley, el Gobierno tendrá que replantear todo el sistema. El mandato es claro: estudiar cómo vincular las etiquetas a las emisiones de CO2 y no solo a la tecnología que lleva el coche. Lo que importa será cuánto contamina de verdad, no lo que promete en el papel.

Por qué cambiar ahora (y por qué es lógico hacerlo)
El actual sistema de etiquetas se diseñó en 2016. Y aunque en su momento fue un paso adelante, hoy está completamente desfasado. Desde entonces, el mercado ha cambiado radicalmente: los coches híbridos son mayoría, los eléctricos crecen cada año y las tecnologías de combustión han mejorado muchísimo.
El resultado es un caos de incoherencias:
- Modelos casi idénticos con etiquetas diferentes.
- Híbridos que contaminan más que coches de gasolina modernos.
- Y eléctricos “Cero” con autonomías ridículas que apenas se usan para circular en modo eléctrico.
La nueva ley busca poner orden y coherencia, o al menos intentarlo. Que una etiqueta “ECO” o “Cero” signifique realmente que ese coche emite poco. Y que los conductores puedan saber qué impacto real tiene su vehículo y beneficiarse de forma justa.

¿Cómo se rediseñarán las etiquetas medioambientales?
Todavía no hay un nuevo sistema cerrado, pero el Ministerio de Transportes tiene un año para definirlo. Y las líneas maestras ya están sobre la mesa.
- Emisiones de CO2 como criterio principal: Cada etiqueta tendrá un umbral máximo de emisiones (g/km). Si tu coche lo supera, baja de categoría.
- Revisión del modelo por tramos: Es posible que veamos subniveles dentro de las etiquetas actuales: “ECO A”, “ECO B”… para diferenciar los híbridos ligeros de los enchufables, por ejemplo.
- Periodos de transición: No se eliminarán las pegatinas actuales de un día para otro. Habrá tiempo para adaptarse.
- Reclasificación voluntaria: Si tu coche es más eficiente de lo que su etiqueta refleja, podrías pedir una revisión (aunque aún no se ha definido cómo).
En resumen: el nuevo sistema será más justo, pero también más exigente. Las etiquetas premiarán la eficiencia real, no el marketing tecnológico.

Los coches que saldrán ganando (y los que no tanto)
Aquí llega la parte interesante: quién sube y quién baja en esta nueva clasificación.
Ganadores: Los coches pequeños, ligeros y de bajo consumo. Algunos gasolina modernos podrían mejorar su posición si sus emisiones son muy bajas. También los eléctricos más eficientes, que aprovechan mejor cada kWh.
Perdedores: Los SUV grandes, híbridos enchufables potentes y coches de alto peso. Muchos de ellos lucen hoy una etiqueta “ECO”, pero en uso real sus emisiones son tan altas como las de un diésel convencional.
En la práctica, el cambio premiará el sentido común: menos peso, menos consumo, menos emisiones. Justo lo contrario de la tendencia que ha dominado el mercado durante años.

¿Qué pasa con las etiquetas actuales?
Nada, por ahora. La ley solo obliga a estudiar el nuevo sistema, no a aplicarlo mañana. Sí que es verdad que algunos cambios esperados, como la nueva autonomía eléctrica con la que los híbridos enchufables accederían a la etiqueta Cero, ahora queda en el aire a expensas de una modificación más profunda y un replanteo de la clasificación por etiquetas.
Pero si estás pensando en comprar coche, este cambio sí debería hacerte reflexionar.
Porque dentro de unos años, tu pegatina actual podría dejar de significar lo mismo. Y eso puede afectar a tu acceso a zonas de bajas emisiones, a los impuestos municipales o incluso al valor de reventa.
También está por ver si este cambio afectará a los coches actuales o solo a los nuevos, aunque lo lógico es que el cambio tenga más calado que una simple modificación de la cantidad de kilómetros de autonomía eléctrica que merecen una determinada pegatina.
La clave es que, aunque el cambio será gradual, el rumbo está marcado. Quien contamine más, pagará más. Y quien contamine menos, disfrutará de más ventajas.
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