El PP vuelve a jugar con las palabras y las interpretaciones para justificar sus pactos con Vox. El último, hoy mismo en Extremadura, ha puesto sobre el foco la nterpretación política que la derecha y la extrema derecha hacen de la "violencia machista".

A primera hora de la mañana, el PP se mostraba "satisfecho" con elacuerdo alcanzado con Vox para formar gobierno en Extremadura. Un pacto de investidura que, aseguraba Borja Sémper, "incluye de manera expresa la violencia machista", pues consideran que es un problema "real" que hay que erradicar en la sociedad extremeña. Insistía el portavoz de campaña en que no hay "cesiones ideológicas" en este acuerdo por el que el partido de Santiago Abascal asumirá una consejería, la de Gestión Forestal y Mundo Rural. Mientras, el PP logrará la Presidencia en uno de los feudos tradicionales del PSOE, y ese fin justifica los medios para los 'populares'.

"Los ciudadanos de Extremadura van a tener gobierno estable sólido y cambio después de décadas de socialismo", celebraba Borja Sémper, asegurando que "este acuerdo no va a tener cambio en principios del PP, que como dijo Guardiola son inamovibles y en el acuerdo se respetan y potencian".

Pero la realidad ha vuelto a contradecir al portavoz. La propia Maria Guardiola ha presentado el acuerdo con Vox y en rueda de prensa ha tratado de explicar cómo se introduce la "violencia contra la mujer" en los puntos programáticos pactados con la ultraderecha. "La violencia machista no aparece en el acuerdo, lo que aparece es rechazo a cualquier discurso machista", ha confesado Guardiola con gesto serio.

Exactamente se refleja así, dentro apartado dedicado a 'Políticas sociales, familia y vivienda', en el punto 46, que reza: "Defenderemos los derechos de las familias. Trabajaremos para erradicar de nuestra comunidad los discursos machistas, ya sean en el ámbito civil o religioso, que promuevan o justifiquen la violencia contra la mujer".

Después de recibir presiones desde Génova para cerrar el acuerdo con Vox, Guardiola ha señalado, sin atisbo de emoción, que "hemos dejado a un lado lo que nos separa". "Cualquier cuestión ideológica que nos separa está fuera del acuerdo", ha reconocido la 'popular'.

Y es que sus palabras hace días eran contundentes. La extremeñase negaba a incluir en el Ejecutivo regionala un partido que "niega la violencia machista, deshumaniza inmigrantes y despliega una lona y tira a una papelera la bandera LGTBI". Ahora dice Sémper que aunque algunos dirigentes de Vox nos tienen "acostumbrados a la falta de respeto", en este acuerdo "se habla expresamente de violencia machista, por mucho que Vox defienda lo que sea, lo importante es lo que se va a defender".

El dirigente 'popular' insiste en que las políticas de igualdad y de derechos civiles van a estar en manos de PP en Extremadura, por lo que no se dejará de hablar de violencia machista.

Ni Extremadura, dice, ni en el resto de territoriosen los que han pactado con la extrema derecha. "El PP está protegiendo su ideología sin someter sus creencias a las exigencias de nadie", afirman fuentes del PP.

Pero lo cierto es que estos pactos, sobre los que Alberto Núñez Feijóo ha dicho que está contento, están encumbrando a las instituciones a miembros de Vox con perfiles muy conservadores: negacionistas de la violencia machista, negacionistas del cambio climático, homófobos y hasta antivacunas.