"Educar la mente sin educar el corazón no es educación en absoluto", decía Aristóteles, cientos de años antes de que aparecieran como tales los términos de educación emocional o inteligencia emocional. Bien es cierto que si queremos una buena educación para nuestros hijos/as no sólo debemos centrarnos en el aspecto más académico o estructural del término sino también en las emociones.

Y sabemos que en esto de la educación, no hay una receta mágica, ni una serie de reglas que deban seguir los padres y madres a pies juntillas. Sin embargo, para Rafael Guerrero, psicólogo, doctor en educación, conferenciante y director del centro Darwin Psicólogos (Madrid), sí existen una serie de puntos o de claves que es importante y necesario que conozcan las familias.

"De forma general, diríamos que es fundamental que atendamos y cubramos de forma suficiente las necesidades que tienen nuestros hijos/as si queremos realmente que sean personas capaces, seguras de sí mismas, con pensamiento crítico e inteligencia emocional y para ello debemos entrenarlos desde que son pequeños", explica Guerrero a laSexta.com.

Y la mejor forma de hacerlo es "darles todo aquello que necesitan. Que necesitan, no que pidan; que son cosas muy distintas", asegura el experto, también miembro de la comunidad Educar es todo. Es cierto que los caprichos son legítimos pero cuidado con darles demasiados o darles todo lo que piden, lo importante es asegurarse de que tengan todo aquello que necesitan. Veamos las pautas más importantes.

Protección y seguridad hacia los hijos

Los niños necesitan sentir que estamos con ellos. Que les estamos cuidando y protegiendo. Y es que "sentirse protegidos es uno de los objetivos más importantes de la infancia, por tanto, una de claves fundamentales a tener en cuenta", afirma.

Y para ello, es importante que las familias estén con sus hijos, que pasen tiempo con ellos. Porque los pequeños necesitan su presencia. Algo que hoy en día a veces es complicado por el trabajo, la rutina del día a día y también el tiempo dedicado a Internet y las redes sociales. "El adulto muchas veces ha querido convencerse de que si no pasa mucho tiempo con mis hijos, al menos que el tiempo que pase sea de calidad. Está claro que mejor eso que nada, pero también hay que tener claro que los niños/as necesitan pasar tiempo con sus padres/madres", sostiene Guerrero.

Es muy importante que los padres/madres pasen tiempo con sus hijos porque los niños/as necesitan tener presentes a sus principales modelos de referencia

Porque no olvidemos que los niños/as necesitan tener sus modelos de referencia, que en la infancia no son ni los amigos ni sus profesores, sino sus padres/madres. "Por lo que es importante que nuestros hijos/as nos vean para que así tengan presente a sus referentes y es que somos una especie que sí o sí necesitamos del adulto", señala el psicólogo.

Y pasa en todas las áreas: en la alimentación (por ejemplo si queremos que los niños coman verduras, los padres tienen que comer verduras delante de ellos), en la actividad física y buenos hábitos... Los niños/as aprenden por observación e imitación, siendo sus padres/madres sus principales referentes y/o modelos de referencia.

Fomentar su autonomía y educar en emociones

Lo segundo que necesitan los pequeños es que se les dé autonomía, poco a poco según su edad, ir dándoles responsabilidades acordes a sus capacidades. Por ejemplo, que hagan las camas, que recojan su cuarto, que se vistan solos... "Que vayan aprendiendo poco a poco a hacer las cosas".

Igualmente necesitan también, y de forma paralela, regular sus emociones poco a poco para que de cara a un futuro sean personas capaces de resolver sus necesidades y problemas, de ser más resilientes y de afrontar mejor las dificultades.

Es fundamental educar en emociones porque tal como aseguraba, en este artículo, la psicóloga Begoña Ibarrola, también miembro de la comunidad Educar es Todo, aludiendo a diversas investigaciones, "el éxito en la vida depende mucho más de las competencias emocionales (70-80%) que de las competencias técnicas y cognitivas (20-30%)". Es importante enseñarle lo que son las emociones, que sepan que existen y forman parte de la vida, a expresarlas bien y manejar su mundo emocional.

Por lo que es importante que fomentemos esa parte de la educación así como su autoestima. Que no es sólo el tener un mejor concepto de uno mismo sino que también es "una consecuencia del reflejo de las familias y este reflejo tiene que ser justo y no distorsionado. Es decir, los niños necesitan que confiemos en ellos, que les digamos cómo hacen las cosas (unas veces las harán bien y otras mal) y que aprendan a identificar cuáles son sus fortalezas y debilidades", asegura Guerrero. Y para ello es fundamental "que las familias hagan bien su tarea, ejerciendo de espejos para que el reflejo en el que se vean sus hijos sea lo más real posible".

Educar en el error como parte del aprendizaje

Y dentro de todo el aprendizaje es clave que el error forme parte del camino, porque no siempre las cosas salen a la primera o, mejor dicho, las cosas necesitan su entrenamiento para que salgan, para que funcionen, para que se aprueben. Por lo que necesitamos también, dentro de la educación, el error y saber aprender de él.

Y así lo decía además Michael Jordan, uno de los jugadores de baloncesto más importantes de todos los tiempos y referente para muchos maestros en esto de fallar y aprender de los errores: "He fallado más de 9000 tiros en mi carrera y he perdido más de 300 partidos. Hasta en 26 ocasiones me confiaron el tiro ganador y fallé. Y es que he fallado una y otra y otra vez en mi vida y por eso he tenido éxito".

"Pero todavía nos cuesta aceptar como sociedad que el error forma parte del aprendizaje: el fallo es minimizado (no pasa nada) o incluso si nos vamos al extremo opuesto, lo ridiculizamos: nos reímos de aquél que se ha caído o no ha hecho las cosas bien, y no solo los niños, también los adultos. Y no, no hay que ignorar el error sino entenderlo como una parte muy importante del aprendizaje", asegura Guerrero.

Debemos enseñarles a nuestros hijos/as que "es normal que no consigan montar un juguete a la primera, que las cosas se entrenan y que todo es cuestión de ensayar y practicar: que uno de primeras, cuando va a jugar a los bolos, no hace un pleno, que todo requiere práctica", finaliza el experto.