La obesidad es aún una enfermedad no reconocidaque afecta en España al 20% de la población. No es una enfermedad elegida ni una enfermedad moral que suponga una cuestión de voluntad, como piensa mucha gente cree, sino que en ella influyen factores genéticos importantes.
Cada vez hay mayor conciencia sobre las enfermedades y los riesgos asociados a la obesidad. Tal es así que la obesidad es considerada como un factor de riesgo cardiovascular y también de determinados tipos de cáncer. Es por ello fundamental tratar y abordar- insistimos- esta enfermedad.
Enfermedad de la que cada vez existen más avances y más tratamientos para su abordaje. "Tratamientos que proceden de nuevos fármacos pero también de los progresos alcanzados desde las ciencias básicas, la psicología, el ejercicio físico o la nutrición", asegura el Dr. Cristóbal Morales, presidente del Comité Organizador del XIX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), que se celebra en Sevilla del 22 al 25 de noviembre.
La 'revolución' farmacológica de la obesidad
No obstante, son los fármacos, sin duda, unos de los principales motores del cambio. Tanto es así que como investigador con más de 140 ensayos clínicos en esta área, el doctor señala que "estamos en una primavera de revolución farmacológica en obesidad, debido a las diferentes moléculas que estamos desarrollando, con un papel muy importante de España en estas investigaciones".
Son fármacos con "una potencia nunca vista antes", que consiguen reducciones de peso de hasta el 25% pero siempre que vayan unidos a cambios en la alimentación y a la práctica de ejercicio físico. Si no, no funcionan.
De modo que, es importante aclarar, "no son fármacos para adelgazar, son fármacos que te ayudan a mantener hábitos y mantener tu mejor peso saludable, no buscan un número en la báscula, sino que ayudan a mejorar la calidad de vida y evitar las complicaciones de la obesidad".
"Los fármacos son cada vez más potentes en su efecto de reducción ponderal, con efectos que se asemejan a los que puede conseguirse con la cirugía bariátrica", afirma por su parte el Dr. Albert Lecube, de la SEEDO.
Y algunas de estas innovaciones farmacológicas están despertando "un inusitado interés por parte de la sociedad, lo que ha conllevado en ocasiones puntuales a un problema de desabastecimiento. Y es que la misma molécula, con nombres comerciales diferentes, tiene eficacia en diabetes tipo 2 y obesidad".
Diabetes tipo 2 y obesidad
Hasta ahora, los fármacos que han conseguido indicación por parte de las agencia europea y americana de medicamentos habían sido aprobados y utilizados previamente en el manejo de la diabetes mellitus tipo 2; sin embargo, como explica el doctor Lecube, "con el paso de los años hemos sido conscientes de su utilidad también en el tratamiento de la obesidad".
Por ejemplo, el fármaco para tratar la obesidad Saxenda usa la misma molécula (liraglutida) que el fármaco Victoza que trata la diabetes tipo 2, pero con diferentes dosis e indicaciones. Esto es, de forma más específica:
- Liraglutida 3 miligramos sirve para tratar la obesidad y se comercializa bajo el nombre de Saxenda.
- Liraglutida 1,8 miligramos diarios sirve para tratar la diabetes tipo 2 y se comercializa bajo el nombre de Victoza.
Lo mismo pasa con el famoso Ozempic, cuya molécula es semaglutida y está indicado para personas con diabetes tipo 2. Con este misma molécula, pero en distinta dosis se ha aprobado un fármaco para personas con obeidaad. Esto es, al igual que el caso anterior. Así y tal como explicaba a laSexta.com la doctora Andreea Ciudin Mihai, miembro de la SEEDO, en Todo sobre Ozempic:
- Semaglutida 1mg/semana sirve para tratar la diabetes tipo 2 y se comercializa bajo el nombre de Ozempic y también para personas con obesidad que tengan diabetes tipo 2, es decir, que tengan ambas cosas o sólo diabetes tipo 2.
- Semaglutida 2,4mg/semana sirve para tratar únicamente la obesidad en adultos y se comercializa con el nombre de Weygovy.
Se trata, por lo tanto, de fármacos con dos indicaciones, diabetes y obesidad, "por lo que es normal que al ser dos enfermedades tan prevalentes se haya producido un agotamiento de las reservas", apunta el doctor. A ello se le añade el problema de que son fármacos que se administran por vía subcutánea, a través de plumas de inyección, lo que supone unos procedimientos de fabricación más complejos que los de una pastilla o comprimido.
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"Además, en los últimos años, los conflictos internacionales dificultan el acceso a ciertos materiales necesarios para su fabricación", argumentan los especialistas. "La forma de resolver este problema de desabastecimiento es crear nuevas fábricas (se están duplicando las fábricas para dar respuesta a esta gran demanda en todo el mundo), desarrollar nuevas vías de administración y acoger las nuevas moléculas que están por venir próximamente", concluyen.