El mundo está lleno de dietas que prometen adelgazar. Una de las más oídas, las llamadas dietas disociadas, aquellas que dicen que es mejor no mezclar ciertos alimentos en una misma comida. Pero ¿en qué consisten exactamente? ¿Sirven realmente para adelgazar? Y la pregunta clave: ¿evitarían también el efecto rebote? Quizá no es oro todo lo que reluzca.

Según explica a laSexta.com Cristina Navales Muñoz, dietista-nutricionista del centro de alimentación, deporte y psicología Alimentación 3S (@alimentacion3s), "las dietas disociadas son un tipo de régimen alimentario que tiene como premisa el no mezclar tipos de alimentos en las comidas. En concreto, no deben mezclarse proteínas con hidratos de carbono".

"Tampoco admite mezclar diferentes tipos de fruta, ni distintos tipos de hidratos de carbono al mismo tiempo. Y además, prohíbe el alcohol y los fritos y recomienda reducir el consumo de lácteos, grasas y azúcar", añade la experta.

Según advierte Navales, este tipo de dietas -al igual que cualquiera de las demás dietas milagro- "no tiene ningún tipo de evidencia científica que la avale". Igualmente, y según se explica en este artículo del Hospital Victoria Eugenia - Cruz Roja (Madrid), las dietas disociadas no tienen ninguna base científica "ya que existen muy pocos alimentos que solamente tengan la presencia de un solo macronutriente".

Es decir, según aclara Navales, algunos alimentos incluyen en su composición ambos tipos de nutrientes. Por ejemplo, las legumbres (mezcla de carbohidratos y proteínas de origen vegetal) que son alimentos muy saludables, versátiles y muy nutritivos. De hecho, según las recomendaciones nutricionales de la dieta mediterránea, las legumbres (sin chorizo ni compangos) deberían consumirse unas 2, 3 o hasta 4 veces por semana. O incluso las verduras, que también incluyen en su composición carbohidratos y proteínas.

Los defensores de las dietas disociadas argumentan que "cada grupo de alimentos necesita unas enzimas y un tipo de pH distinto en el estómago, que puede ser más ácido o más alcalino. De modo que en base a esto, sostienen que la absorción de nutrientes es diferente y la asimilación de los nutrientes es más alta", explica.

Sin embargo, nada de todo esto sería cierto, pues, "se ha demostrado que nuestras enzimas son totalmente eficaces a la hora de digerir y metabolizar adecuadamente todos los grupos alimentarios de manera simultánea".

¿Sirven para adelgazar y evitar el efecto rebote?

Si que es cierto, afirma Navales, que las dietas disociadas ganan adeptos porque es un tipo de dieta que se considera "fácil de seguir". Y el motivo de esto es porque las restricciones alimentarias se producen en cuanto a la forma de consumir los alimentos y no a los alimentos en sí.

Pero realmente "no supone un cambio drástico en la alimentación ya que prácticamente se comen los mismos alimentos, sin tampoco generar un impacto negativo en la economía de la persona. Aunque parezca tan sencillo, ¡no es oro todo lo que reluce! Como cualquier otra dieta de adelgazamiento de este tipo, no nos ayudará en el proceso de construir hábitos a largo plazo", expone la experta.

Recordemos que para que una dieta sea efectiva a largo plazo, es decir, para que la persona consiga eliminar los kilos que le sobran pero después mantener ese peso durante el tiempo, es importante enseñar a comer y a construir hábitos saludables que duren de por vida mientras se está realizando el régimen. Y la mejor dieta es aquella que es personalizada. De nada valdría seguir la dieta de nuestro amigo/a.

De hecho, algunos errores importantes que cometemos a la hora de hacer dietas y que por ello, suelen fracasar es que pasamos hambre, nos saltamos comidas, no le damos importancia al ejercicio físico o no comemos de todos los grupos de alimentos. Tampoco debemos fiarnos de aquellas dietas que prometen bajar muchos kilos de golpe, pues caeremos en el temido efecto rebote.

Por ello, "con las dietas disociadas sí se perdería peso ya que al llevar a cabo este estilo de alimentación se tiende a reducir la ingesta total de calorías, con lo cual, se obtienen resultados por ese déficit de calorías: los platos son menos variados y en muchas ocasiones bastante pobres, haciéndolos menos atractivos y, por ende, haciendo que comamos menos", asegura Navales.

Sin embargo, "este tipo de dieta no es recomendable porque no tiene ninguna evidencia científica y no ayuda a instaurar un hábito de alimentación coherente y responsable con nosotros mismos. No garantiza la educación alimentaria a corto ni largo plazo, y este es un motivo por el que deberíamos huir de cualquier dieta milagro. Y, no nos podemos olvidar -como ya hemos comentado- del efecto rebote que aparecerá seguro tras volver de nuevo a nutrir las carencias nutricionales que se producen con cualquier dieta deficitaria en algún nutriente", concluye la experta.