Quien haya empezado a descubrir el universo de 'The Last of Us', gracias a la nueva serie de HBO Max, quizás haya escuchado por primera vez la palabra Cordyceps. En el videojuego y en la serie, se trata de un hongo que crece en el interior del cuerpo humano y causa una pandemia a nivel global, convirtiendo en zombie a todo aquel al que ataca.

Lo cierto es que el Cordyceps existe y puede crecer dentro de un organismo... pero es prácticamente imposible que lo haga dentro de un ser humano. En laSexta, hemos hablado con Javier Diéguez-Uribeondo, investigador del CSIC en el Real Jardín Botánico y Doctor en Micología por la Universidad de Uppsala (Suecia) con una larga experiencia en hongos patógenos en la Universidad de California, y con la doctora María José Buitrago, del Laboratorio de Referencia e Investigación en Micología del Instituto Carlos III, que resuelven todas las dudas que puede haber alrededor de este hongo.

"El Cordyceps es un hongo que forma parte de un grupo llamados los Ascomicetes, que se dispersan por esporas. El Cordyceps engloba a especies entomopatógenas, es decir, que colonizan insectos. Al colonizarlos, controlan su comportamiento y producen los cuerpos fructíferos (setas) sobre su cuerpo", define el investigador.

La doctora Buitrago añade que, aunque se encuentran distribuidos por muchas regiones del planeta, se encuentran "mayoritariamente en el sudeste asiático, Europa y Norte América", llegando a englobar más de 750 especies fúngicas.

Con la definición clara, la pregunta parece evidente: ¿hay peligro real de que, como se cuenta en la serie, los seres humanos nos volvamos zombies por el Cordyceps? "Por este hongo, no", aclara Diéguez-Uribeondo, ni los humanos ni el resto de mamíferos. Eso sí, la serie valora la posibilidad de que un grupo de hongos pueda colonizarnos con el condicionante del cambio climático, y esto sí es muy posible.

"El cambio climático puede hacer que especies que no existían en determinadas áreas empiecen a aparecer en esas regiones. Respecto a que el hongo viva en nuestro interior, ya existen especies de hongos comensales que conviven con nosotros formando parte de nuestra microbiota y pueden causar infecciones en pacientes inmunodeprimidos. Podría ser que nuevas especies que no se han visto antes en un determinado lugar infecten a la población susceptible en el futuro", explica la doctora Buitrago.

"Que sea por un Cordyceps sería complicadísimo, al menos a corto plazo en tiempo evolutivo (en millones de años), porque es el resultado de un proceso de selección que necesita millones de años de coexistencia entre el patógeno y el humano", agrega. Lo que "sí que puede ocurrir" y que "lleva ocurriendo desde 2011" es que haya especies de hongos que, por el cambio climático, puedan afectar a mamíferos o humanos, especialmente a aquellos con inmunodepresión. "En 2007 se describió una nueva especie llamada Candida Auris que causa entre un 30% y un 60% de mortalidad en pacientes con inmunodepresión", agrega el investigador.

Buitrago habla de que en realidad muchos hongos son nuestros "comensales", formando parte de la flora de nuestra piel y mucosas. "Los hongos sólo son capaces de causar infecciones muy graves cuando el sistema inmune del hombre está afectado (pacientes inmunodeprimidos, con SIDA etc..)", explica.

Las dos condiciones "altamente improbables" para ser contagiados

Lo cierto es que, a corto plazo, podemos dar por descartado este escenario que nos dibuja 'The Last of Us', si bien Diéguez-Uribeondo reconoce lo "científicamente muy bien documentada y ambientada" que está la serie. "Unifica distintos procesos que ocurren en distintos hongos, principalmente en el Cordyceps, en una situación que nos pudiese afectar a nosotros", afirma. Sin embargo, para que esto ocurra se tienen que dar unos condicionantes "altamente improbables", los cuales nos explica.

"La primera es la temperatura. Nosotros controlamos la infección por hongos porque tenemos una temperatura de 37 grados que podemos regular y aumentar con la fiebre, cuando prácticamente ningún hongo puede vivir por encima de 34 grados", explica. El segundo punto tiene que ver con la capacidad del hongo de adaptarse mediante la liberación de unas enzimas que tendrían que liberarse en una "secuencia cronológica y especialmente ordenada" en función del organismo.

Se pueden dar pandemias fúngicas"

Javier Diéguez-Uribeondo, investigador del CSIC

Para ello, las enzimas de degradación de pared que produzcan deberían coincidir exactamente con la composición de dicha pared: "Para que eso ocurriese con nosotros, el hongo tendría que producir esta serie de enzimas degradativas y esto no ocurre de un día para otro, sino en un proceso de millones de años".

Diéguez-Uribeondo menciona que hay diversos factores como la globalización, el cambio climático o las especies invasoras (vehículos de numerosos patógenos emergentes) que facilitan la explosión de estas enfermedades causadas por los hongos. Al comienzo del segundo capítulo, se habla de cómo una fábrica de harina es el "entorno perfecto" para que se 'cultive' la infección, algo que el investigador nos explica.

"La serie quiere recrear cómo, al cosechar un campo de cereales, se pueden recoger muchos insectos. Las cutículas de los insectos infectados incorporaría a las harinas esporas de estos hongos. La industria alimentaria lo tiene muy controlado y no existen patógenos para el ser humano, lo que ocurre en la serie es una recreación del guion para describir una fuente de contagio. Lo que hay que tener en cuenta es que estamos en un escenario global; cualquier patógeno de cualquier parte del mundo nos puede llegar en cualquier momento y desde cualquier sitio, como ha pasado con el COVID-19", cuenta.

¿Por qué se elige el Cordyceps?

¿Y por qué se elige al Cordyceps y no a otro hongo como causante de la devastación de la humanidad? La doctora Buitrago detalla cómo la especie de este género (Ophiocordyceps unilateralis) infecta a las hormigas y modifica su conducta, "haciendo que se suban a lo alto de una planta y se anclen con sus mandíbulas con el objetivo de que se dispersen mejor las esporas", lo cual puede recordar a un zombie.

Diéguez-Uribeondo también habla de cómo "controla" a los insectos en los que crece a través de unas toxinas con las que "modifica su comportamiento". Además, da una mordedura repentina a estos insectos "como el vampirismo", características que cuadran en este mundo que nos dibuja 'The Last of Us'.

 

"Se pueden dar pandemias fúngicas y hay muchos hongospatógenos a los cuales temer", advierte, pero no como el Cordyceps de 'The Last of Us', una amenaza que, tal y como se presenta en la serie, no es probable que vaya a darse: "Hay otras alertas antes en las que fijarse". Volviendo a esos factores comunes de los hongos que vemos en la serie, el investigador menciona a las micorrizas, que regulan el control hídrico del suelo y se pueden comunicar en "distancias enormes". Posiblemente esto suene a más de uno al recordar uno de los momentos finales del segundo episodio de la serie, con esa conexión en la que, con una simple pisada, todo cambia.

Hay un cambio en la serie respecto al videojuego que sí que ve "significativo", que es el cambio del modo de contagio en los seres humanos, pasando de esporas a una mordedura. Aclara que lo correcto es lo que recoge el videojuego, pero cree que obligar a los actores a llevar mascarilla podría hacer "deslucir" el resultado final en la serie de HBO. "Le añaden al Cordyceps que transmite por la mordedura cuando en realidad es por el aire", aclara.

Los problemas reales que sí provocan los hongos

Para hacernos una idea de los problemas que sí que están ocasionando los hongos a la flora y la fauna de la Tierra, el investigador nos pone ejemplos como la saprolegniosis de los salmónidos que les está llevando a su extinción, la peste del cangrejo que ha llevado a su práctica extinción en Europa y Asia, el blanqueamiento de coral provocado por el Aspergillus o la fusariosis en tortugas marinas que afecta a sus puestas, así como la muerte súbita del roble o la seca de la encina que amenaza especialmente las encinas y alcornocales ibéricos.

Una de las pocas enfermedades de hongos que afectan a mamíferos se llama la enfermedad de la nariz blanca, que está devastando las poblaciones de murciélagos de Estados Unidos. El hongo puede introducirse a través de la nariz cuando hibernan gracias a la bajada de su temperatura, colonizándoles y matándoles, cayendo "como fruta madura".

"La sociedad podrá darse cuenta ahora, gracias a la serie, de que existen graves pandemias causadas por hongos, animales y plantas", comenta. Por ejemplo, el hongo Batrachochytrium dendrobatidis ha acabado con un tercio de las especies anfibios del planeta en las últimas décadas.

Estos son solo algunos datos para conocer la realidad detrás de la serie, de una amenaza que, aunque puede no afectar a los humanos en el corto plazo, sí que está cambiando nuestro ecosistema. Solamente unas 4.000 especies de hongos pueden afectar a los en humanos de los casi cinco millones de especies fúngicas, por lo que hay que ser cautelosos con la alerta.