Si algo ha quedado claro en la serie documental de ATRESplayer PREMIUM 'Una vida Bárbara' es que Bárbara Rey ha vivido mil vidas en una. Con un atractivo más que evidente y una actitud muy adelantada a su tiempo ha tenido que lidiar durante toda su carrera con los comentarios que la tildaban de devorahombres, aunque tras ver el documental parece que eran ellos quienes la utilizaban a ella y no al revés. "Los hombres han querido estar conmigo porque era guapa, no para tener una relación seria e importante conmigo", asegura Rey al inicio del capítulo. Sobre la fama que muchos achacan a Bárbara Rey, su amiga Chelo García Cortés pide seriedad: "Seamos un poquito serios, que muchos de los que dicen que Bárbara tal y cual ya habrían querido meterse en la cama de Bárbara".
Una de las primeras relaciones de las que habla la actriz en la docuserie que ya puedes ver completa en la plataforma de Atresmedia, es la que mantuvo con el futbolista del Barça Carles Rexach. Después de coincidir en un primer encuentro en el que la invitó a unirse a una comida con otros jugadores y en la que también estaba Serrat, los dos se gustaron y empezaron una relación que fue transformándose en algo serio, al menos para ella. La actriz que llegó a alquilar un apartamento en Barcelona, explica que viajaron en varias ocasiones a Francia y que también se veían en Barcelona y en Madrid. "Es que estábamos juntos y yo le quería mucho", afirma con contundencia. En una ocasión en la que ella estaba en Madrid, él le avisó que iba a pasar por Madrid y que, junto con otros dos futbolistas, quería ir con Bárbara a la que en aquel momento era la discoteca de moda, Cerebro.
Allí, la noche se complicó cuando Otero, un fotógrafo del periódico Pueblo les reconoció y les fotografió. Los jugadores le agredieron al tratar de quitarle la cámara y Rey asegura que no entendía lo que pasaba. Ellos explicaron que se habían escapado de la concentración y que les iba a caer una bronca del mister. El incidente saltó a los medios, y para no variar toda la responsabilidad recayó en ella: "A mí me pusieron de matahari y de todo porque siempre que pasa algo, la culpa es mía". A raíz de aquello Rexach le propuso estar un tiempo sin verse hasta que se calmasen las cosas, un impasse durante el que siguieron hablando aunque no quedaran. Y entonces un día ella se encontró una entrevista de él junto a su novia, la oficial, anunciando que se casaba.
"He tenido muchas veces tanta necesidad de cariño que he permitido que me escondieran"
Rey reconoce que la engañó durante "ocho meses o más" y añade con una sonrisa pícara que "no recuerda bien cuánto fue". A pesar de que "ella estuvo muy enamorada de él" como afirma la periodista Chelo García Cortés, él será el primer, pero no último, hombre que la niegue. "Él nunca le dio su lugar, la negó y no reconoció tener una relación con ella como si se avergonzase", cuenta la periodista Raquel Piñeiro. Ya añade que esto se convirtió en una constante: "Fíjate, Bárbara Rey una de las mujeres más guapas y más deseadas y sin embargo, reconocer el tener una relación, un romance o que sea pareja oficial en algunos ambientes no se veía como algo deseable, sino más bien como algo que ocultar". Una doble moral que parece no haber ido nunca con el estilo de la actriz que tiene claro que "todas las mujeres y todos los hombres tienen los mismos derechos a entrar y salir y tener todas las relaciones que quieran".
La relación con Garrigues Walker que marcó la diferencia
Otra relación importante de su vida es la que mantuvo con el rey después de una primera llamada en 1977 y que, por supuesto, también se mantendría en secreto durante mucho tiempo. Un romance que junto con su colaboración política prestando su imagen a la UCD le causó muchos problemas en su carrera. Al no encontrar apoyo por parte del monarca, la actriz se decepcionó y la pareja se fue distanciando cada vez más. Había salido escarmentada de aquella experiencia, pero aún así en 1979 volvió a relacionarse con la UCD por la unión que tenía con Joaquín Garrigues Walker, quien fuera ministro de Obras Públicas y Urbanismo del 77 al 79.
Una relación que para Rey fue realmente especial, a juzgar por sus palabras: "Él me trató siempre de maravilla". La historia podría haber sido otra si no hubiese muerto. "Estuve a punto de llegar una relación muy seria con él, la pena es que enfermó", afirmó. "Me parecía un ser extraordinario y quizá por eso no está ya desde hace muchos años en este mundo", lamenta.
Bárbara Rey cree que Sumer, el nombre que utilizaba Don Juan Carlos, conocía la relación que mantuvo Garrigues Walker y piensa que quizá "le daba rabia", pero que "nunca, nunca" le dijo nada. Fue el único que tuvo con ella un detalle después de su colaboración en las primeras elecciones, viajaba con ella en avión privado y, sobre todo, no escondía su relación: "Venía a mi casa y pasaba por delante de los vecinos, del portero y todo y no se ha escondido ni me ha escondido".
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"Es lo primero que yo tenía que haber exigido a cualquier persona que estuviera a mi lado, que no me escondieran porque no creo que a mí haya que esconderme", reflexiona. Y se emociona al recordar lo que ha sido una constante en sus relaciones: "He tenido muchas veces tanta necesidad de cariño que he permitido que me escondieran. Lo digo como un consejo a las mujeres, cualquier hombre que quiera esconderte malo". Es la lección que ha aprendido después de muchas relaciones en las que ha sido la otra: "El hombre o la mujer que este con una persona tiene que estar feliz y orgullosa de estarlo y presumir de ella y llevarla a todas partes sin esconderla nunca. A mí me han escondido siempre".
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