Una semana con los korowai en Navidad. Así pasó los últimos días del año Alejandra Ramírez, una aventurera que se adentró en la selva de Papúa Nueva Guinea para vivir una experiencia con una de las últimas cinco tribus caníbales, aunque cuenta que su madre pensaba que le estaba gastando una broma: "Me colgó el teléfono".
La colombiana estuvo tres semanas en la isla y una con esta comunidad. Además, apunta que pudo dormir en una de sus casas, construidas sobre árboles, pero solo una noche porque "ellos son muy cerrados en cuanto a su espacio" y también comió gusanos: "Lo más impresionante no es el sabor sino que se mueven en tu boca y el olor".
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Una vivencia que pudo realizar tras estar en contacto con una agencia local durante varios meses, a lo que se le añade una alta suma económica, pues señala que le costó unos 4.500 dólares. "Nunca sentí miedo", asegura, e indica que "son comunidades de las que nosotros tenemos muchísimo que aprender de ellos".
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