En 1962 nació un embalse cuya peculiaridad "asomaba sutil" entre las aguas como un pequeño iceberg. Se trataba del campanario de una iglesia de estilo románico que en la actualidad puede observarse en su integridad sobre la superficie.

Durante los años 60 el franquismo puso en marcha la hormigonera hidráulica. Fraco abrió las compuertas y España vivió su particular fiesta de la espuma, como se recuerda en el vídeo situado sobre estas líneas. El régimen presumía de embalses, y con el agua a rebosar afloraron los deportes náuticos.

Sin embargo, en España hemos pasado de celebrarla a implorar. Porque la 'fiesta del agua' se ha quedado seca.