La quema de combustibles fósiles, entre otros factores, está detrás de que la temperatura de la tierra sea 1,1 grados más elevada que a finales del siglo XIX. El resultado es un incremento de las sequías intensas, de la escasez de agua, pero también de fenómenos extremos como tormentas catastróficas, granizadas que destrozan cultivos y también hacen disminuir la biodiversidad.

Una amenaza en toda regla a nuestro modo de vida que se entiende mejor al asegurar que alimentos tan queridos como el chocolate podrían desaparecer. El Centro Internacional de Agricultura Tropical ha afirmado que los cambios en el clima pueden hacer que en 2030 la producción de cacao ya no cubra la demanda.

Pero hay más. Está amenazado el café. El aumento de las temperaturas, las modificaciones en la frecuencia y cantidad de lluvias en los países productores como Colombia, Brasil e Indonesia, dificulta cada vez más la producción de esta preciada bebida.

El vino también está amenazado porque el aumento de las temperaturas pone en peligro la producción de uva a nivel mundial. Vino, chocolate, café... un golpe en la línea de flotación de nuestro modo de vida. Sin embargo, no se queda aquí. También hay otro producto en peligro: el aceite de oliva.