laSexta Columna tiene la oportunidad de hablar con Tomás Gil, que ha sido policía durante más de 40 años casi como herencia familiar. Su padre fue Julián Gil Mesas, el jefe de la Brigada Política Social de Barcelona. Tomás cree que su padre fue responsable de la manipulación del proceso para inculpar a Salvador Puig Antich: "Por su posición profesional, de esas irregularidades que, pienso yo, se produjeron, participó", afirma rotundo. 

"Julián Gil Mesas tiene un papel fundamental porque era el máximo responsable de la manipulación del proceso judicial por la intervención que tuvo la policía", comenta por su parte el periodista Jordi Panyella. El padre de Tomás llevaba meses persiguiendo al grupo de Puig Antich y la misma noche del tiroteo, lo primero que hace es llevarse el cadáver del agente muerto desde el hospital hasta una comisaría: "Allí se le realiza la autopsia de forma absolutamente irregular, dentro de una caja de difuntos, de muertos, ¿y por qué se hace así? Para ajustar su relato a sus intereses", señala Panyella.

Además, desaparecieron pruebas clave, como las balas. El comisario sabía qué tenía que hacer para inculpar a Salvador. Si lograba conectar los atracos a bancos con la muerte del policía, Gil Mesas, furioso por la baja en su equipo, conseguiría que el caso no acabara en la justicia ordinaria. "Esa conexión de los atracos con la muerte de un policía en acto de servicio, más la eliminación de pruebas, garantiza por lo menos la petición de pena de muerte", apunta Gutmaro Gómez Bravo, catedrático de Historia de la Universidad Complutense.