Investigador del Instituto de Investigación Urbana
Adrià Rodríguez expone la diferencia entre la subida de precios y la remuneración de los agricultores: "Los supermercados se quedan el 30-50% del coste final"
laSexta Columna pregunta en ASEDAS, la patronal de los supermercados, sobre este asunto. Su director general, Ignacio García, justifica el encarecimiento del precio en cada uno de los eslabones que recorre el producto hasta llegar al comercio.

En España, suben productos tan básicos como las cebollas. Según los propios agricultores, las compramos un 33% más caras que hace cinco años. Sin embargo, a ellos, que las recogen, solo les pagan un 22% más que en 2020.
"Mientras que los agricultores están percibiendo una remuneración muy baja por su trabajo y por lo que producen, el consumidor final está teniendo que pagar unos precios cada vez más elevados por la comida. ¿Quién se queda todo esto? Los intermediarios", señala Adrià Rodríguez, investigador del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (IDRA).
Solo el mes pasado, el precio de las cebollas, del campo a la cocina, se multiplicó más de un 500%. "Los supermercados se están quedando actualmente alrededor del 30-50% del coste final de los alimentos", asegura Adrià Rodríguez.
laSexta Columna decide preguntar en ASEDAS, la patronal de los supermercados. Nos atiende su director general, Ignacio García, que justifica el encarecimiento del precio en cada uno de los eslabones que recorre el producto hasta llegar al comercio.
"No se puede analizar la subida de precios en porcentaje total, hay que analizar en la parte que corresponde a cada uno de los eslabones. Que el valor de un producto fresco, por ejemplo, se reparta en un 30% para la producción, un 30% para las actividades intermedias y un 30% para el distribuidor, puede parecer normal si lo explicamos así. Si decimos que es un 300%, puede llamar más la atención", destaca.
Por su parte, el economista Miguel Sebastián señala que desde el agricultor o ganadero hasta el supermercado hay muchos escalones. "Cada uno de esos escalones tiene un margen porque si no, el empresario que hace ese escalón no lo haría. Si no va a ganar nada de dinero, no lo hace", aclara. De esta forma, destaca que lo que hay que hacer es "vigilar si estos márgenes son razonables".
Según el Instituto de Investigación Urbana, los márgenes empresariales del sector agroalimentario son los que más han crecido desde 2020, con 38%.
En cambio, en la patronal de supermercados defienden que, con el aumento de costes de los últimos años, al menos por su parte se han contenido los márgenes.
"Hay que ir producto por producto y cadena por cadena", insiste Ignacio García, que deja claro que "el comportamiento ha sido muy responsable y los consumidores se han beneficiado de ello más que los de otros países".
Ante la pregunta de que si con la subida de la inflación de un 30% y de los alimentos en un 40%, ha mantenido el margen de beneficio, lo han aumentado o lo han disminuido, García responde señalando que "los precios de los alimentos durante unos años han subido más que el IPC normal, pero luego han subido menos que el resto de los precios".
El director general de ASEDAS añade que durante estos años donde se ha producido este episodio "las empresas han tratado de ajustar sus márgenes al máximo". "Hay empresas que los han podido mantener, otros que han tenido que disminuirlos, desde luego lo que no ha ocurrido es que hayan aumentado", asegura.
Pero en el Instituto de Investigación Urbana creen que, si los alimentos están más caros, al menos en parte, tiene que ver con que las grandes empresas de la industria. "La integración vertical es una práctica que llevan a cabo, sobre todo, grandes corporaciones alimentarias, que tiene que ver con el control de todas las fases de la cadena. Cuando estas empresas llevan a cabo estas prácticas lo que están haciendo es también controlar toda la cadena productiva, toda la cadena de valor y, por lo tanto, los precios", insiste Adrià Rodríguez.
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