Iñaki Rekarte le explica a Jordi Évole que para él hoy en día ETA significa su pasado y el inicio de su juventud. Y es que estuvo en ETA y en el año 1992 puso un coche-bomba en Santander que mató a tres personas y dejó heridas a 21. Sin embargo, no fue el único atentado en el que estuvo implicado. Por ello le condenaron a le condenaron a más de 200 años de cárcel, pero sólo cumplió cerca de 22.
Actualmente no tiene ningún vínculo con la banda terrorista y acaba de publicar un libro donde relata con detalle y con crudeza su paso por ETA y su salida. Un libro para la gente que lo critica. “Al menos que el que te critica sepa lo que tiene que criticar, ¿no? Porque hay tanta mentira ahí… Pero la vida luego es otra cosa, la vida ya ha pasado cuando te das cuenta y te has perdido todo: te has perdido a tus hijos, a tus padres, a ti mismo. El camino habría sido otro de haberlo sabido”, comenta.
A pesar de lo que se piense, Rekarte asegura que hay muchísimas más personas que han vivido en ETA, más críticas que él y mucho más contundentes. “Si escucharan lo que se habla en muchas conversaciones de los patios de la cárcel, otro gallo cantaría y mucha gente se daría cuenta que hasta los huevos están algunos de esto, de invertir su vida en nada al final”, asevera.
Valencia, día uno
Así fue la discusión en el primer CECOPI para mandar la alerta a la población: "La dirección era un pollo sin cabeza"
"Lento" y "caótico" es como define el subdirector de elDiario.es en Valencia, Sergi Pitarch, el proceso de toma de decisión respecto al aviso a la población que tan tarde llegó aquella tarde.