En su primera visita a la cocina de 'La Tarantella' el chef de Pesadilla en la cocina está al borde del vómito al oler un tupper que encuentra en la revisión de las cámaras.

Y es que la suciedad y el desorden serán el principal caballo de batalla de Chicote para poder ayudar a Nicola a sacar adelante el negocio.

Sin embargo, el desorden y la falta de higiene son la punta del iceberg de un sistema caótico que llevará a Chicote a imponer sus normas ante la negativa del dueño de 'La Tarantella' a cambiar.

La tensión que viven los dueños dentro de la cocina se traslada a los dueños y por ejemplo Carmen llega a perder los nervios y se enfrenta verbalmente con una clienta.

También Nicola lleva mal encajar las críticas y cuando le acusan de servir mozzarella en lugar de burrata estalla contra un cliente: "Le meo en la cara".

En cuanto a la comida del restaurante, tras probar una pizza quemada y descubrir rarezas como el "toque blanco" de la ensalada Maradona, Chicote no encuentra nada del "sabor, la gracia, el gusto o el aliño" de la comida italiana.

Después de todo lo que pasa Alberto Chicote para intentar ayudar a Nicola, al fin llega la transformación del local que recuerda a la familia al primer día que abrieron y se convierte en un momento muy emotivo.

A pesar del buen trabajo de todos, la reapertura no es todo lo feliz que debiera ser porque Nicola recibe la amarga noticia de la muerte de su padre la noche previa. El cocinero dedica este servicio a su padre, al que no veía desde hacía cinco años.