En Galicia comienza esta ruta del derroche. La Ciudad de la Cultura de Santiago costó casi 400 millones de euros,  cuatro veces más de lo presupuestado. Aspiraba a ser el centro referente de la cultura regional, pero  allí solo se han celebrado un par de comisiones parlamentarias. El Museo de las Palabras de Vigo entra también en este paquete de sobre-gastos. Se inauguró en 2003 y costó 12 millones de euros. Sólo en seguridad, gasta unos 200.000 euros al año y todavía siguen tratando de buscarle un sentido a su construcción.

En el País Vasco, el túnel ferroviario que une el puerto de Bilbao con Ortuella costó 48 millones de euros, pero la obra quedó paralizada por la crisis. El mismo problema tuvo en 2006 el Ayuntamiento de Bakio, cundo inauguró un moderno polideportivo en el que se invirtieron 3,9 millones de euros y hubo que cerrarlo porque no podían asumir sus gastos.

En Cataluña, se invirtieron 37 millones de euros para viajar a ninguna parte. Es lo que ha costado la construcción del primer tramo de autovía (A-14), en la carretera que va de Lleida a Vall. A esto hay que sumarle los 90 millones del aeropuerto de Alguaire en Lleida. Solo una línea opera allí y únicamente  los fines de semana.

En Castilla y León, 12 millones de euros ha supuesto solo el proyecto de una pista de esquí seco en la localidad vallisoletana de Tordesillas. La pista, no  se puede inaugurar porque la ley paralizó las obras. En León, el aeropuerto costó 30 millones de euros, la cafetería tuvo que cerrar por falta de clientes y el tráfico de pasajeros es mínimo.

En la Comunidad de Madrid tampoco escasean las construcciones faraónicas inservibles. El tranvía de Parla ha dejado las arcas del consistorio temblando. Los madrileños son incapaces de asumir los 48 millones de euros que costó la broma. Las radiales de Madrid son carreteras muy costosas de excelente calidad, que ven como pierden tráfico día a día dado la tasa de peaje y el estado de la crisis. Solo la R-1 costó alrededor de 120 millones de euros.

En la Comunidad Valenciana nadie se olvida del aeropuerto fantasma de Castellón. Inaugurado en marzo de 2011, en él se invirtieron 152 millones de euros y sigue sin permiso para operar. Para rematar, fueron concebidas la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, pero afortunadamente no llegaron a construirse, aunque la Generalitat valenciana pagó a Santiago Calatrava 15,2 millones de euros por el anteproyecto y la maqueta, con la que Francisco Camps y Rita Barberá pudieron hacerse la foto. En la misma comunidad, el Hospital de Liria costó más de 30 millones, y sigue sin tener fecha de apertura.

El tranvía Vélez-Málaga fue el primero en  operar en Andalucía, y también el primero en parar, con 40 millones de euros de inversión tirados a la basura. Otra ruina más fue el tranvía de Jaén, que costó 105 millones de euros y lleva parado desde mayo de 2011.