Bretón se enfrenta a una pena de prisión de 40 años. Él sabe lo que se juega. Durante los últimos cinco días se ha vivido uno de los procesos más esperados del año.

Bretón a su exmujer: "yo no me voy de este mundo sin matar a alguien"

El acusado llegaba este lunes esposado a la sala en la que un tribunal popular, compuesto por nueve personas, debe juzgarlo por el presunto asesintao de sus dos hijos. En su rostro, un gesto inexpresivo que mantiene sin problemas hasta que llegan los contratiempos. Es entonces cuando se aprecia cómo se encuentra realmente.

Durante el marte, Bretón comienza su relato de los hechos: sigue manteniendo su versión, habla de los niños en presente y repite, sin parar, la frase más escuchada del proceso, "completamente falso".

El resto de familiares de los pequeños han declarado el miércoles. Para protegerlos de las miradas intimidatorias de Bretón, la sala instala un biombo entre ellos y el presunto asesino.

Ruth Ortiz explica que, en alguna ocasión, su exmarido le expresó: "yo no me voy de este mundo sin matar a alguien". A su salida, abandona la sala profundamente afectada. Sin embargo, será la abuela materna de los pequeños quien protagonice el momento más emotivo. Rompe a llorar explicando cómo fue la última vez que vio a los pequeños.

Además, se ha escuchado, de boca del hermano de Ruth Ortiz, la filosofía de vida que seguía Bretón, "líala pero que no te pillen", le aconsejó una vez para solucionar un problema matimonial.

Por otro lado, la exnovia del tío materno repite el mismo testimonio. 

Para escuchar el relato de otros testigos, como una profesora de los niños, la sala retira el biombo y el miedo vuelve a reinar. La mujer afirma sentirse nerviosa al cruzar la mirada con Bretón e incluso rompe a llorar. Sin embargo, sus lágrimas no provocan ninguna reacción en el rostro de José Bretón, que sigue frío y rígido, para muchos muestra así su verdadera cara.