La montaña es sinónimo de riesgo y adrenalina. Muchos ciudadanos, sin la preparación necesaria, se aventuran a salir y quedan atrapados en zonas de muy difícil acceso.
Incluso, pueden resultar heridos. Por ello, se hace necesaria la intervención de la Guardia Civil. Durante esta misma semana tres agentes perdían la vida mientras efectuaban un rescate en los picos de Europa.
Un montañero avisó a los servicios de emergencia con un tobillo fracturado. El grupo de rescate acudió en helicóptero, pero una ráfaga de viento les hizo golpearse contra las rocas
"En ese momento en el que yo voy a dar el paso para saltar al helicóptero sus aspas rozan en la ladera de la montaña, rompiéndose varias de ellas. Entonce se pierde el control del aparato y se precipita al vacío", narró Damián Ramos, montañero accidentado.
Esta tragedia ha hecho saltar las alarmas sobre la seguridad y la responsabilidad en la montaña. En sólo cuatro años, las intervenciones de la Guardia Civil han aumentado de 779 rescates en 2009 a 892 en 2013.
Las causas más comunes, según datos de la Guardia Civil, son la sobrestimación de las posibilidades propias, así como la falta de experiencia y de planificación. Tan solo un 3% de las intervenciones se hicieron por causas inevitables, y sólo un 2% afectaron a montañistas experimentados.
Algunas Comunidades Autónomas han querido tomar medidas contra las negligencias. Asturias fue la primera. Poco después, País Vasco, Castilla y León, Cataluña, Navarra, Canarias y Cantabria se sumaron a la iniciativa: cobrar a quienes tuvieran que ser rescatados por causas fácilmente evitables. Unas tasas por horas de rescate, a razón de unos 30 euros por agente movilizado o 2.000 por un helicóptero medicalizado.
Son los cuerpos autonómicos de socorro quienes aplican esta tasa, y no la Guardia Civil. Las comunidades que más la han aplicado lo han hecho hasta diez veces cada una.
254 agentes del SEREIM continúan velando por la seguridad de los ciudadanos en todas estas zonas. Aunque su principal recomendación es no olvidar el peligro que encierra la montaña.