Imágenes para la historia

Ángel Flores recuerda cómo grabó en directo el golpe de Estado del 23F: "Me decían 'apaga la cámara o te mato'"

Más Vale Tarde entrevista a Ángel Flores, el operador de cámara que grabó algunas de las imágenes más recordadas del intento de golpe de Estado del 23F. En este vídeo cuenta cómo ocurrió todo.

Más Vale Tarde entrevista a Ángel Flores, el operador de cámara que grabó algunas de las imágenes más recordadas del intento de golpe de Estado del 23F. En este vídeo cuenta cómo ocurrió todo.

Iñaki López y Cristina Pardo tienen la oportunidad de hablar con Ángel Flores, que durante el golpe de Estado del 23F trabajaba en el Congreso de los Diputados como operador de cámara, captando así imágenes icónicas de uno de los episodios clave de la historia reciente de España.

Ángel asegura que cada vez que ve las imágenes "encuentro detalles diferentes". En este caso, escucha las primeras voces de discusiones y cómo el coronel Antonio Tejero, ahora ingresado en estado crítico, "entra solito" al Hemiciclo y después de pronunciar su frase de "¡Quieto todo el mundo!" hay un espacio de cinco segundos en el que todavía no se ven al resto de guardias civiles.

Ángel explica que se da cuenta de que se trata de un golpe de Estado "en el momento que gritan '¡al suelo todo el mundo!' y, poco después, aparece alguien que le dice que apague la cámara.

Ese instante se produce el tiro al aire de Tejero y la ráfaga de los guardias civiles, lo que permitió a Ángel mantener ese plano que ya es historia justo antes de que le dijeran "apaga la cámara o te mato". Aun así, aguantó un poco más hasta que le rompieron el visor con la punta de la metralleta.

A pesar de ello, hubo otras cámaras que siguieron grabando en silencio durante varios minutos más, hasta que entró el capitán Muñecas y dijo: "Señores, no va a pasar nada, vendrá la autoridad competente y a esperar".

Respecto a Antonio Tejero, lo recuerda como una persona que "entró con una autoridad tremenda", si bien había otro, del que nunca se supo quién era, que "mandaba mucho".

En un momento dado, Ángel pidió permiso para fumar, hasta que les bajaron a una mesa de mármol que había regalado la reina Isabel II a las Cortes y que estaba "abarrotada de pistolas" de los escoltas. Entonces les pusieron en fila, que "parecía un juicio sumarísimo", para preguntarles uno a uno quiénes eran y, finalmente, les dejaron salir.

Al caminar por el centro, afirma que sintió el impulso de decirle a la gente que estaba de compras lo que estaba pasando. Finalmente llegó a casa, donde le recibió su mujer, que ya se había enterado por la radio, "como si viniera de la guerra".

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