Estados Unidos ha bloqueado, una vez más, los esfuerzos internacionales por detener la violencia en Gaza al vetar una resolución de alto el fuego en el Consejo de Seguridad de la ONU. El país norteamericano argumenta que dicho cese al fuego podría fortalecer a Hamás, una postura compartida con Israel. Esta medida ha desatado críticas sobre la autoridad de un solo país para influir en decisiones globales.
El poder de veto, utilizado casi 270 veces desde la fundación de la ONU en 1945, permite a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, incluido EEUU, anular decisiones mayoritarias. Esta práctica, que algunos llaman "arma diplomática", ha sido motivo de polémicas en multitud de ocasiones, especialmente, cuando se trata de conflictos críticos como el de Gaza. La contradicción entre el llamado a la paz y la defensa de intereses propios es manifiesto en este caso concreto por parte de la Casa Blanca.
En un contexto en el que el conflicto en Gaza ha cobrado la vida de más de 18.000 palestinos y 1.200 israelíes, el veto estadounidense ha generado reacciones adversas a nivel mundial. China, "profundamente decepcionada", ha acusado a Estados Unidos de aplicar un "doble rasero" al hablar de derechos humanos.
La votación, impulsada por el secretario general de la ONU, António Guterres, bajo el artículo 99, evidenció el amplio consenso global sobre el alto el fuego en Gaza. Y aunque la resolución contaba con el respaldo de 97 países y 13 miembros del Consejo, el veto estadounidense ha dejado la resolución en mero papel mojado.
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