Marcas del pasado

El legado invisible de Franco: todo lo que copiamos de Hitler y aún sigue con nosotros

El contexto Hace 85 años, Franco intentó impresionar a Hitler copiando todo lo que podía del nazismo. Hoy, un vagón olvidado en Soria recuerda esa obsesión, mientras carreteras, edificios y hasta nuestro huso horario siguen mostrando la huella de aquel dictador.

El legado invisible de Franco: todo lo que copiamos de Hitler y aún sigue con nosotros

Hace 85 años, un vagón de lujo que perteneció a Alfonso XIII sirvió de escenario para uno de los encuentros más curiosos de la historia: Franco y Hitler cara a cara, en Hendaya, Francia. Hoy, ese mismo vagón se pudre en una nave de Soria. Nadie quiere encargarse de él, lleva 40 años esperando su restauración y parece que el tiempo se ha olvidado de él.

Pero este vagón no es solo un pedazo de madera y acero. Es testigo mudo de cómo Franco trató de agradar a Hitler, copiando todo lo que podía del nazismo: saludos, uniformes, obras públicas… incluso algunas cosas que todavía usamos hoy.

Por ejemplo, las carreteras

¿Has notado que todas las grandes carreteras españolas parten del 'Kilómetro Cero' en Madrid? Pues eso es un guiño directo al modelo alemán: en Berlín, todas las vías salían de la ciudad, y Franco quiso hacer lo mismo aquí. Así lo planificó el ministro de Obras Públicas, Alfonso Peña, en el Plan General de Carreteras. La A-1, A-2 y A-3 siguen ese patrón hoy.

Y la arquitectura…

Franco adoraba la arquitectura alemana y no se cortó en copiarla. Edificios como el Valle de los Caídos o el Ministerio del Aire (ahora Cuartel General del Ejército del Aire) reflejan la obsesión por la simetría, la piedra gris y las torres imponentes de Albert Speer, el arquitecto de Hitler.

También se fijó en los barrios obreros alemanes: viviendas en hilera, plaza central con iglesia y sede del Movimiento Nacional, diseñadas para controlar y "disciplinar" a los trabajadores. Y muchas de esas construcciones siguen en pie.

Incluso el huso horario

Sí, también esto es herencia de Hitler. Franco quiso que España coincidiera con la hora de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. En 1942 se publicó en el BOE y, desde entonces, seguimos con ese huso horario.

El vagón en Soria es más que un objeto antiguo: es un recordatorio de cómo la historia se pega a las cosas más inesperadas. Un vagón de lujo convertido en testigo del pasado, mientras la España de hoy sigue llevando en sus carreteras, sus edificios y hasta su reloj, la sombra de un dictador que admiraba a otro.

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