¿Reto o 'teatro'?
Sánchez y el reto de pasar por el Senado: por qué es importante, qué preguntas tendrá que responder y qué pasa si no acude
El contexto La comisión del 'caso Koldo' obliga al presidente a declarar ante los senadores por primera vez en activo. Cada gesto cuenta, las preguntas apuntan a negocios de Koldo, Ábalos y Santos Cerdán, y no presentarse podría acarrearle hasta dos años de suspensión.

Alberto Núñez Feijóo ha conseguido arrastrar a Pedro Sánchez a la Comisión de Investigación del 'caso Koldo' en el Senado. Y lo ha hecho de forma directa: le ha lanzado la comparecencia "a la cara", delante del Congreso y de la Corte. La respuesta del presidente ha sido calmada pero significativa: "Ánimo, Alberto".
El lugar elegido es la sala Clara Campoamor, y será la primera vez que un presidente en activo declare aquí. La cita está marcada para octubre, tras el paso de Koldo y Ábalos por el Tribunal Supremo. Es decir, a finales de mes, descartando los días en que Sánchez esté en Eslovenia y Bruselas.
La comisión se creó hace un año y medio, y nació para investigar los contratos de la pandemia vinculados a Koldo y Ábalos. En su momento, el PP quiso ampliar la investigación a otros casos, pero el PSOE lo impidió. Judicialmente, la comisión no sirve para nada; políticamente, sirve para bastante. Y por eso llamar al presidente es apuntar alto.
Moncloa intenta restarle importancia: "Un puro trámite", dicen. Pero la realidad es que Feijóo llevaba meses amagando con hacerlo, y la pregunta no era si se llamaría a Sánchez, sino cuándo. Antes de las elecciones europeas o de las catalanas parecía arriesgado; esperar demasiado podía hacer que la jugada perdiera fuerza.
Durante todo este tiempo, el "as bajo la manga" se guardó con argumento de que había que esperar más pruebas. El informe de la UCO del viernes pasado fue la señal definitiva para el 'popular', empujado además por Vox en las encuestas.
Sánchez no puede escaquearse. La Constitución y el reglamento del Senado lo obligan a acudir y a decir la verdad. No hacerlo podría acarrearle hasta dos años de suspensión de cargo, y mentir, un año de prisión. Por eso, a diferencia de otras comisiones autonómicas, como la de la cátedra de su mujer en Madrid, aquí no hay escapatoria.
Todavía no se ha decidido quién dirigirá el interrogatorio, aunque los nombres que suenan con fuerza son Serrano y Alejo Miranda, porque deben ser senadores. Las preguntas, que primero se enviaron a Sánchez y luego se registraron en el Congreso, girarán en torno a: hasta qué punto conocía los negocios de Santos Cerdán, Ábalos y su asesor, si su partido se ha financiado irregularmente y si tuvo algún tiempo de implicación en la trama.
Históricamente, Sánchez será el primer presidente en activo en declarar en el Senado. Antes, Zapatero pasó por una comisión como presidente (11M, 2004), y Aznar y Rajoy lo hicieron como expresidentes, incluyendo Rajoy este mismo año con la 'Operación Cataluña'.
El pulso es claro: judicialmente no cambia nada; políticamente, puede ser un arma de doble filo. Un mal movimiento podría debilitar a Sánchez; un manejo hábil podría reforzar su imagen. La sala Clara Campoamor se convierte así en el escenario de un drama político, donde cada palabra, cada gesto y cada silencio tendrá peso.
Octubre será histórico: un presidente en activo obligado a rendir cuentas, un líder de la oposición lanzando un desafío directo y la política española pendiente de quién sale más reforzado y quién más tocado. Reto o teatro, la cita en el Senado ya ha empezado a marcar la agenda política de los próximos meses.
*Sigue a laSexta en Google. Toda la actualidad y el mejor contenido aquí.