Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, sorprendió a propios y extraños al anunciar hace dos años un referéndum para cambiar el nombre al histórico hospital militar de la región, Vigil de Quiñones. Este ejercicio democrático, prometido con bombos y platillos, prometía involucrar a la ciudadanía en una decisión que parecía ser un paso adelante hacia una gestión participativa y transparente. Sin embargo, la realidad distó mucho de las expectativas creadas.
La promesa de un proceso electoral limpio y democrático se desvaneció rápidamente cuando se reveló que la "importante compañía" encargada de garantizar la seguridad y la integridad del referéndum nunca fue contratada. Esta omisión, confesada tardíamente por la propia Junta, dejó en entredicho no solo la transparencia del proceso sino también la seriedad con la que se manejó toda la iniciativa.
A medida que se desentrañaba la trama, otro golpe a la credibilidad del proceso se descubrió cuando las bases del referéndum, esas reglas del juego fundamentales para su correcta ejecución, nunca se publicaron. Esta falta de claridad y organización por parte de las autoridades competentes dejó a los votantes navegando en un mar de incertidumbre, preguntándose si su participación tendría algún valor real.
El colmo de esta cadena de despropósitos se manifestó en el resultado final del referéndum. A pesar de una participación que, aunque baja, reflejó una clara preferencia por dos candidaturas, el gobierno de Moreno, en un acto de autoritarismo poco disimulado, decidió otorgar el nombre del hospital al candidato menos votado. Este desenlace, lejos de reflejar el espíritu democrático con el que se había vendido el referéndum, planteó serias dudas sobre la legitimidad del proceso y la verdadera intención detrás de la consulta.
La saga del hospital no termina aquí. La historia se complica con múltiples "inauguraciones" que parecen buscar más el aplauso político que el beneficio real para la comunidad. Y como si fuera poco, tras la controversia del referéndum, la Junta anunció que dos de los nombres descartados serán utilizados para otros hospitales, en un intento de apaciguar las críticas.
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