Ucarnia en jaque

De héroe en las negociaciones a dimitido por corrupción: el golpe que debilita a Zelenski

Los detalles Con la economía al borde del colapso y las tropas agotadas, la corrupción y la presión rusa dejan a Ucrania en un punto crítico donde la población ya no ve otra salida que negociar la paz.

De héroe en las negociaciones a dimitido por corrupción: el golpe que debilita a Zelenski

Ucrania está en shock. La dimisión de Andrí Yermak, jefe de Gabinete de Volodímir Zelenski y segundo hombre más poderoso del país, ha dejado al país tambaleándose en plena guerra y en medio de un escándalo de corrupción que pone en jaque la imagen del Gobierno.

La Agencia Nacional Anticorrupción registró la casa de Yermak por una trama de sobornos que, según las investigaciones, habría desviado 100 millones de dólares del sector energético. Ante la presión, Zelenski anunció que Yermak dejaba su cargo para "reiniciar" su oficina y frenar rumores y especulaciones.

Yermak no era solo el número dos del presidente. Era también la pieza clave en las negociaciones de paz con Estados Unidos, mientras Rusia sigue avanzando y fortaleciendo alianzas en Europa, como su reciente acercamiento con Orbán en Budapest.

La corrupción llega en un momento crítico: tras cuatro años de guerra, Ucrania está más débil que nunca. La población siente el cansancio: el 69% de los ucranianos ahora quieren negociar el fin de la guerra con Rusia, algo impensable hace unos años, cuando ceder un centímetro de territorio era inaceptable.

En la mesa de negociaciones aparece el Plan de Paz de Trump, que propone entregar a Rusia todos los territorios conquistados, mientras Ucrania tendría que conformarse con negociar garantías de seguridad. Eso en el mejor de los casos, porque Rusia sigue exigiendo la rendición completa de su enemigo. Y sobre el terreno, las tropas rusas siguen avanzando día a día.

La guerra también asfixia la economía: solo en 2025, Ucrania gastó en armas 30.000 millones de euros más de lo que recaudó con impuestos. La deuda pública ya supera los 185.000 millones y el país depende completamente de la ayuda exterior. El G7 debate un préstamo de 50.000 millones, pero Estados Unidos condiciona su apoyo a que Ucrania acepte la paz.

El cansancio en el frente se traduce en deserciones masivas: más de 300.000 soldados han abandonado el ejército desde el inicio del conflicto, agotados ante una guerra que no tiene fin.

Y ahora, con el escándalo de corrupción sobre Yermak, la imagen de Zelenski queda debilitada. Rusia podría usarlo para decirle a Estados Unidos: no sentéis a Ucrania a negociar, no son de fiar, lo arreglamos tú y yo solos.

Ucrania está ante el abismo: aceptar unas condiciones que antes eran inaceptables o perder a su principal aliado, Estados Unidos, lo que dejaría al país sin protección frente a Rusia, mientras la factura de la guerra y la reconstrucción sigue creciendo día tras día.

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