Buscan mejores condiciones

Fugas deportivas: cómo atletas de Marruecos, Cuba y otros países utilizan las competiciones para pedir asilo y rehacer sus vidas

¿Por qué es importante? La desaparición de jugadores y atletas en eventos deportivos internacionales refleja las difíciles realidades que enfrentan en sus países y cómo el deporte se convierte en una vía para alcanzar un futuro más seguro y libre.

Fugas deportivas: cómo atletas de Marruecos, Cuba y otros países utilizan las competiciones para pedir asilo y rehacer sus vidas

Al menos siete jóvenes talentos del balonmano marroquí han desaparecido durante el Mundial sub-21 y sub-19 que se celebró a finales de junio en Europa. Cinco de ellos, integrantes del equipo sub-19, se fugaron durante la concentración en Polonia, sede del torneo. Los otros dos, pertenecientes al equipo sub-21, desaparecieron en una escala durante su viaje en Italia.

El Gobierno de Marruecos ha reaccionado ante lo ocurrido. Desde Rabat califican la fuga como un "escándalo deportivo y diplomático" y han ordenado una investigación para esclarecer las circunstancias que rodearon la desaparición de estos jugadores que representaban al país en una competición internacional.

Aunque aún no hay confirmación oficial sobre su destino, todo apunta a que estos jóvenes han aprovechado la oportunidad para quedarse en Europa y buscar un futuro mejor, posiblemente solicitando asilo político o simplemente huyendo de un entorno que les limita.

Deportistas que usan el deporte como vía de escape

No es la primera vez que deportistas de países con situaciones políticas o económicas difíciles utilizan competiciones internacionales para escapar. El deporte se convierte así en una puerta hacia la libertad y una esperanza para un futuro distinto.

Un caso reciente y muy sonado fue el de siete atletas cubanos que, el año pasado, se fugaron durante los Juegos Panamericanos en Santiago de Chile. Estos deportistas, que en Cuba cobran apenas unos 20 dólares al mes, denunciaron sentirse "como gladiadores usados para proyectar una imagen falsa del régimen en el extranjero".

Cuba, para evitar estas fugas, les entrega pasaportes especiales para viajar, pero se los retira al llegar al destino. A pesar de esto, lograron escapar y actualmente viven en Chile con visados temporales que deben renovar periódicamente, pero se espera que pronto obtengan la nacionalidad chilena.

De forma similar, hace tres meses, 19 jugadoras venezolanas de béisbolpidieron asilo en España tras participar en un torneo amistoso. Ellas mismas acudieron voluntariamente a una comisaría para formalizar su solicitud y aseguraron estar bien, agradeciendo el trato recibido por las autoridades españolas. Su caso sigue pendiente de resolución.

Uno de los ejemplos más dramáticos es el de la velocista bielorrusa Krystsina Tsimanouskaya, quien en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 pidió asilo tras denunciar que la obligaban a competir en una prueba para la que no estaba preparada. Temía represalias graves, incluida la internación en un hospital psiquiátrico, debido a las conexiones del Comité Olímpico Bielorruso con el régimen de Lukashenko. Finalmente, Polonia le brindó refugio y evitó que tuviera que regresar a su país bajo amenaza.

También hay numerosos casos de atletas africanos que han aprovechado competiciones internacionales para buscar asilo y un futuro fuera de sus países, como el abanderado de Eritrea en los Juegos Olímpicos de 2010, que solicitó protección en Reino Unido, o 13 deportistas africanos que hicieron lo mismo durante los Juegos de la Commonwealth en Australia.