Cambios clave en la UE

Europa se mueve hacia la derecha: coches, clima y migración bajo la lupa de la ultraderecha

El contexto Bruselas da marcha atrás y permitirá seguir fabricando coches de combustión más allá de 2035, al tiempo que la ultraderecha gana peso en la UE y empuja un endurecimiento de la política migratoria, la rebaja de los objetivos climáticos y el freno a leyes ambientales y de vivienda.

Europa se mueve hacia la derecha: coches, clima y migración bajo la lupa de la ultraderecha

Si miras a Europa, lo que ves ahora es un giro radical hacia la derecha que impacta en la vida de todos. Bruselas ha cedido a la presión de los lobbies y de la ultraderecha, y permitirá seguir fabricando coches de combustión más allá de 2035, pese a que hace menos de dos años se había aprobado prohibirlos.

Pero no es solo cuestión de motores. La ultraderecha europea está marcando la agenda en varios frentes: la política migratoria se endurece, poniendo más trabas a los refugiados y abriendo la puerta a enviarlos a campos de detención en terceros países, como defiende Giorgia Meloni. También se rebajan los objetivos climáticos para 2040, se aplaza la aplicación de la ley contra la deforestación, y las políticas de vivienda siguen estancadas.

¿Por qué está pasando esto? ¿Desde cuándo?

Por primera vez en la historia del Parlamento Europeo, el grupo conservador ya no necesita al Partido Socialista Europeo para aprobar leyes. Ahora puede tramitar medidas directamente con los ultras, formando una mayoría abrumadora.

Este cambio se hizo visible en septiembre, cuando se rompió el "cordón sanitario" en la resolución sobre Venezuela. Un mes después, se aprobó la ley ómnibus, que reduce la regulación medioambiental. Desde entonces, esta coalición de derechas y ultras tiene vía libre para mover la agenda europea a su antojo.

Elegida democráticamente… pero con baja participación

Todo esto sucede dentro de un marco democrático, pero con un dato preocupante: en España, la abstención en las elecciones europeas de 2024 fue del 51%. Y en la UE, solo 11 países superan el 50% de participación. Es decir, decisiones que afectan a todo el continente se toman con muy poca participación ciudadana.

El resultado es un bloque europeo cada vez más derechizado, donde los intereses de la industria y la ultraderecha se imponen sobre las promesas ambientales y sociales aprobadas hace apenas unos años.

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