Con la subida de la inflación se repite constantemente un mensaje: los trabajadores no pueden aspirar a que sus salarios aumenten tanto como lo hacen los precios y, por tanto, han de asumir una pérdida del poder adquisitivo. Si los sueldos suben, la inflación se dispara y entramos en una espiral.

Ese es el planteamiento pero, ¿qué pasa con los beneficios empresariales? ¿Las empresas no han de asumir también su parte? Pues parece que no tanto. La mayoría intenta mantener sus márgenes de beneficio por encima de todo. La CEOE aseguraba que las empresas no estaban repercutiendo los costes de la energía en los precios de los productos y que por eso no se podía subir los salarios al nivel del IPC.

Pero esto sucedía en enero, antes de la invasión rusa en Ucrania y cuando la inflación general estaba disparada pero la subyacente -sin productos energéticos ni frescos- se mantenía en unos niveles dentro de lo previsto. Ahora, con el IPC disparado, las empresas suben el precio para mantener las ganancias.

Algunas de ellas, las grandes, no solo los están manteniendo sino que los están incrementando ya que tienen capacidad para fijar los precios. Por ejemplo, las eléctricas, las petroleras, las de materias primas alimenticias y los operadores turísticos.

Sin embargo, las más pequeñas trabajan en un mercado con mucha más competencia por lo que han de reducir sus márgenes o mantenerlos. La patronal de la pequeña y mediana empresa, Cepyme, señala que el 56% de las mismas ha reducido sus ganancias.

El Banco de Pagos Internacionales asegura que el poder de fijación de precios de las empresas ha alcanzado máximos históricos y que mantener el margen de ganancia cuando los costes de la energía y las materias primas suben significa alimentar la inflación. Según un estudio publicado por el Economic Policy Institute señala que en las cuatro últimas décadas, hasta la pandemia, los salarios y los costes no laborales han sido los causantes del crecimiento de la inflación. Sin embargo, esto se ha dado vuelta desde la pandemia: aquí los márgenes empresariales contribuyen un 54% al aumento de los precios.

Además, la Reserva Federal de EEUU también ha constatado que si los salarios no tiran de la inflación se debe por la falta de poder de negociación de los trabajadores a pesar de la baja tasa de desempleo. Así que es importante que también se hable de los precios. En el primer trimestre de 2022 los salarios subieron de media un 2,4%. Los precios lo hicieron un 7,9%.