Posibles hipótesis

El cónclave lo prevé todo: muerte, enfermedad o fuga, ¿qué pasa si algo sale mal?

Los detalles
Mientras el mundo espera al nuevo papa, surgen preguntas sobre lo impensable: qué pasa si un cardenal fallece durante la votación, se ve obligado a salir o intenta entrar tarde. El Vaticano tiene respuestas para todo, desde 1274.

El cónclave lo prevé todo: muerte, enfermedad o fuga, ¿qué pasa si algo sale mal?

Las cortinas rojas del balcón central de la basílica de San Pedro ya están colgadas. Faltan pocos días... Horas. El humo blanco podría aparecer en cualquier momento y con él, un nuevo papa.

En Al Rojo Vivo, los expertos ya han lanzado sus apuestas. Javier Martínez Brocal, el hombre que más sabe de estas cosas, menciona tres nombres clave: el italiano Pietro Parolin, el filipino Luis Antonio Tagle —sí, el que una vez cantó 'Imagine'— y el estadounidense Robert Prevost. Este último es el nombre que más se repite: también lo destaca Jesús Bastante, director de 'Religión Digital', como uno de los favoritos.

Prevost tiene un perfil peculiar. Nacido en Chicago, de padres españoles y franceses, ha pasado cuarenta años en Perú. Tiene 74 años y actualmente lidera el Dicasterio para los Obispos, una posición clave dentro del engranaje vaticano. Bajo perfil, buena reputación y cercanía al papa Francisco, quien lo nombró para ese cargo.

Bastante añade otros nombres a su lista: el italiano Matteo Maria Zuppi, el español Ángel Fernández Artime y el filipino Pablo Virgilio David.

Pero mientras el mundo espera, también surgen preguntas sobre lo que puede pasar dentro de ese cónclave cerrado al exterior, que se celebra desde 1274 con un protocolo casi intocable.

Por ejemplo: ¿qué ocurre si, Dios no lo quiera, un cardenal muere durante el cónclave? En ese caso, un médico del Vaticano constata la muerte. El cuerpo se retira discretamente, sin romper el encierro, y puede celebrarse una misa. La votación continúa con un elector menos. Así, si antes hacían falta 89 votos de 133 cardenales, ahora serían 88 sobre 132.

¿Y si alguien llega tarde? Puede incorporarse, pero solo si aún no ha empezado la primera votación. En 2013, el cardenal de Vietnam llegó justo antes del inicio, y pudo participar. La primera votación se suele celebrar el mismo día de entrada, tras jurar secreto y escuchar una meditación espiritual.

Salir del cónclave en mitad del proceso es otra historia. Solo se permite por causa grave: una enfermedad seria o la muerte de un familiar directo. En ese caso, el cardenal pierde el derecho a votar y no puede regresar.

Sobre quién puede votar, la respuesta es clara: solo los cardenales menores de 80 años. Aunque en 1417, durante el Cisma de Occidente —cuando había tres papas—, la Iglesia permitió que 30 obispos, seis por cada una de las grandes potencias católicas, participaran. Así se eligió a Martín V. Fue la única excepción en más de 600 años.

La Capilla Sixtina ha sido el lugar habitual de los cónclaves desde 1492, pero ha habido cinco excepciones: cuatro en el Palacio del Quirinal y una en Venecia en 1800, cuando el Vaticano huía de Napoleón.

Dentro del cónclave, el silencio es norma. Durante la votación, los cardenales solo hablan para pronunciar el nombre del candidato y el juramento. Fuera de ella, sí pueden conversar e intercambiar impresiones. Están prohibidas las campañas, pero no las conversaciones estratégicas.

Y si algún cardenal rompe el secreto y filtra lo que ocurre dentro, la sanción es automática: excomunión. En 2005, tras la elección de Benedicto XVI, los medios publicaron detalles muy precisos. Años después, en 2024, el propio Francisco los confirmó en su libro 'El Sucesor': alguien habló.

El humo negro subirá... hasta que no lo haga. Cuando lo haga blanco, habrá papa. El mundo espera. Y las cortinas rojas, ya están listas.