Crisis de basura espacial

La basura espacial amenaza la "vida moderna": podría colapsar servicios como el tráfico aéreo y la banca

Las consecuencias
Una colisión con satélites activos podría paralizar vuelos, interrumpir operaciones bancarias, bloquear comunicaciones críticas y dejar a países sin pronósticos meteorológicos fiables

La basura espacial amenaza la "vida moderna": podría colapsar servicios como el tráfico aéreo y la banca

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha encendido las alarmas: el aumento de la basura espacial está poniendo en riesgo la "vida moderna". Más de 9.000 toneladas de desechos, resultado de más de 6.000 lanzamientos en los últimos 60 años, siguen orbitando la Tierra sin ser recogidos. Se estima que hay alrededor de 57.000 partes dispersas, de las cuales solo 28.000 son rastreables. Los recientes lanzamientos comerciales, con casi 300 cohetes privados el año pasado, solo agravan la situación.

Estos residuos, que incluyen fragmentos de satélites y otros objetos inservibles, se están multiplicando tras colisiones y explosiones, creando aún más fragmentos minúsculos. El peligro es real: si una de estas piezas colisiona con un satélite activo, podría interrumpir servicios vitales como la navegación, la gestión del tráfico aéreo, los pronósticos meteorológicos, e incluso las transacciones bancarias y las comunicaciones encriptadas de gobiernos y agencias de inteligencia.

A medida que la basura espacial se acumula, los satélites se ven obligados a realizar maniobras para esquivar estos residuos, lo que aumenta los costos y la complejidad de las misiones espaciales. Sin embargo, la falta de una regulación internacional clara sobre la basura espacial agrava el problema. Aunque existen convenios y directrices, el Tratado del Espacio Ultraterrestre, que regula las actividades en el espacio, no aborda específicamente el manejo de los desechos.

En cuanto a la responsabilidad, no hay consenso sobre qué países deben encargarse de limpiar la basura espacial. Rusia lidera la lista de los países más contaminantes, seguida de Estados Unidos, China y, en menor medida, la Agencia Espacial Europea.

Para mitigar este riesgo, algunos países están desarrollando soluciones tecnológicas como el 'Clear Space 2', un robot con brazos articulados diseñado para capturar los desechos y llevarlos hasta la atmósfera, donde se desintegrarán a medida que se calientan a temperaturas extremas. Sin embargo, los esfuerzos son insuficientes, y actualmente se estima que hasta un 10% de los costos de construcción de cohetes se destinan a mitigar el impacto de la basura espacial.

El futuro de las misiones espaciales y los servicios esenciales que dependemos podría estar en juego si no se toman medidas urgentes para resolver la crisis de la basura espacial.